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Vida saludable

El paradigma de este tiempo es adquirir un estilo de vida saludable. Esta perspectiva exige dejar los vicios, pero además cuestiona todo tipo de productos alimenticios compuestos por elementos sintéticos o que no son necesariamente naturales, y que se consumen desde la revolución industrial.

El estilo también se relaciona con los conceptos que se tiene respecto a la forma cómo se interpreta y entiende la vida; y que no necesariamente tienen que ver con la concepción del mundo, la ideología o la cultura. Se trata más bien de una identidad o carácter particular o colectivo expresado en los ámbitos de comportamiento y en la vida cotidiana en relación con el entorno.

El estilo de vida saludable que hoy se preconiza tiene relación principalmente con una adecuada alimentación y la ejercitación del cuerpo para alcanzar la salud plena y el bienestar físico y mental; lo cual induce a sustituir productos menos naturales por los alimentos y frutos del campo en su estado más natural posible, protegiendo en este sentido sus cualidades y beneficios. Un cambio hacia hábitos saludables es positivo; era previsible una transformación en este sentido, porque de un tiempo a esta parte el mundo consumista (o sea, todo el mundo) ha estado adquiriendo productos en función a los beneficios de la publicidad y el marketing, no así por lo que realmente son.

El estilo de vida saludable incluye los siguientes aspectos: adecuado sueño nocturno, por lo menos entre 6 y 8 horas; ejercicio regular que mantenga el cuerpo en buen estado físico y contribuya a una dieta saludable, libre de tóxicos (como el alcohol y las drogas); una adecuada higiene personal así como de los alimentos (cuidado que en nuestro medio está haciendo mucha falta); adecuadas relaciones interpersonales, equilibradas en la moral, respeto y la ética; una relación de respeto con el medio ambiente que sea lo menos contaminante posible y, finalmente, un comportamiento sexual que precautele riesgos de contagio de infecciones de transmisión sexual, con respeto al prójimo y sobre todo con una planificación familiar que determine el número de hijos que se puede y quiere tener.

La calidad de vida se relaciona también con mejorar de manera sostenible el índice de desarrollo humano, y que el gasto en salud también se reduzca. El consumo de agua es un pilar fundamental para estos cambios, pues además de purificar el organismo sirve para hidratar las células, cualidad imprescindible para que éstas a su vez mantengan una interrelación correcta y estén en plenas condiciones para mantener al cuerpo humano.

Resumiendo, un estilo de vida saludable es esencial para la satisfacción personal, buena salud y longevidad.