Deuda responsable
Endeudarse bajo estos criterios puede convertirse en una verdadera tragedia griega
Hace poco, la agencia calificadora Moody’s, al igual que Standard & Poors, mejoró la nota de riesgo a Bolivia, otorgándole categoría Ba3, que en términos económicos y financieros significa que la deuda vigente y toda futura obligación soberana, siendo el Gobierno boliviano el único emisor, aún contiene elementos especulativos y sigue sujeta a riesgo crediticio sustancial.
El continuo ascenso de las calificaciones crediticias bolivianas desde septiembre de 2009 es consecuencia de factores internos asociados a un manejo hasta ahora responsable y consistente de las variables macroeconómicas, como el tipo de cambio, la inflación y el déficit fiscal, así como el mantener altos niveles de prudencia financiera y un mayor requerimiento de capital a las entidades de intermediación. Todo esto basado en un contexto externo favorable, pero impredecible, con precios altos de las materias primas y una condonación de deuda concesional en términos favorables a Bolivia.
Este panorama de estabilidad fiscal, monetaria y financiera, expresado en una nota crediticia sin precedentes en la historia económica nacional, puede llevar a la tentación de desregular el sistema financiero y dejar que las fuerzas del mercado hagan estragos, incentivando a la otorgación de crédito ‘barato’ en condiciones muy flexibles, lo que al final cuesta caro, como sucedió en 2008 en EEUU; o que el Estado realice emisiones de deuda e invierta discrecionalmente los recursos obtenidos en proyectos cuya rentabilidad esté por debajo del costo financiero y que en el tiempo los intereses se conviertan en una cruz difícil de cargar y pagar por parte del erario nacional, tal como sucede en España o Italia.
El último anuncio de las autoridades económicas del país de iniciar un programa de emisiones de deuda directa con el público con tasas de interés muy por encima de las del sistema bancario, resulta un mecanismo bastante innovador pero riesgoso, toda vez que puede ser contradictorio con la política de preservación y blindaje del actual sistema financiero, al implementar un mecanismo paralelo que asigne recursos a proyectos productivos inciertos con alto riesgo, y que en el tiempo no se pueda recuperar ni el capital ni los intereses, quedando los papeles emitidos por el Tesoro impagos, y como consecuencia directa perdiendo la calificación obtenida hasta ahora.
La experiencia de naciones que se endeudaron guiadas por el faro de una nota de riesgo otorgada por agencias calificadoras, que muchas veces se equivocaron, además de la apuesta de sus autoridades económicas que creyeron en una bonanza indefinida sobrestimando sus verdaderas fortalezas económicas, es un claro ejemplo de irresponsabilidad financiera que debe evitarse, pues las consecuencias de endeudarse bajo estos criterios puede convertirse en una verdadera tragedia griega.