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Opiniones racistas

La semana pasada, dos sucesos noticiosos provocaron repercusión en diversos ámbitos de la opinión pública, síntoma de libertad de expresión. Sin embargo, en gran parte de esos comentarios se identifican opiniones de tono racista, en un caso descalificando a un magistrado por sus prácticas culturales y en el otro proponiendo el mestizaje como identidad.

En efecto, luego de que hace algunas semanas el magistrado del Tribunal Constitucional Gualberto Cusi declarara que consulta la hoja de coca cuando debe tomar decisiones respecto de fallos conflictivos, parte de la opinión se mostró indignada, impulsando a algunos miembros de la Asamblea Legislativa Plurinacional a convocarlo a informe oral para explicar esta práctica. En la ocasión, el magistrado explicó el contexto en que se desarrolla la práctica de la lectura de la hoja de coca, además de informar que no consulta los fallos que emitirá, pues éstos deben apegarse a lo que dicta la norma.

Según el miembro del Tribunal Constitucional, no cualquiera está habilitado para leer coca, pues hay una fenomenología que determina quién tiene la habilidad de interpretar lo que dicen las hojas. Pero lo más importante de dicho informe oral fue que el interpelado intentó dejar establecido que sus prácticas, incluyendo la lectura de la coca, corresponden a su cultura, dato que no es menor, sobre todo porque Cusi fue electo en su condición de candidato indígena a una institución plurinacional.

Los comentarios que circularon, durante días, coincidieron en la descalificación del magistrado, llegando en muchos casos al insulto y la denigración abiertos. A las críticas contra los comentarios racistas, la respuesta fue que se trataba de ‘sentido común’, lo cual es cierto, pero significa que éste está teñido de racismo.

El segundo suceso que desnudó el racismo en la sociedad fue la realización de la prueba piloto de la boleta que se empleará para el Censo Nacional de Población y Vivienda. Importó menos el acto de poner a prueba el instrumento que el hecho, ya antes discutido y comentado en este mismo espacio, que no se vaya a preguntar por la identificación con el concepto ‘mestizo’. Al parecer, el ‘sentido común’ dicta que quienes no son indígenas deben pertenecer a la categoría mestizo, cuando en los hechos lo que importa es contar quiénes se consideran indígenas y quiénes no, al margen de cuán mestizados sean.

Hay, pues, preocupantes indicios que dan cuenta de la buena salud de un “sentido común” que no por extendido es menos dañino para la sociedad, pues cualquier manifestación de desprecio, exclusión o negación de las identidades diferentes, debido a que tiene una base racista, sólo puede hacer daño al tejido social, que en un país como Bolivia no termina de constituirse precisamente por la exaltación de las diferencias.