Las opciones del euro
La Eurozona se encuentra en una encrucijada: o se profundiza o termina por quebrarse
La Eurozona se encuentra en una encrucijada: o se profundiza o se quiebra. El rescate de Chipre, con $us 15 mil millones, es el quinto después de los $us 155 mil millones para los bancos españoles. La profundización debería converger a una unión fiscal, sin la cual la unión monetaria no funciona. Los Tesoros de los países miembros del euro tendrían que unirse o armonizar. Un presupuesto federal al estilo estadounidense podría ser necesario para cubrir los costos de la recesión, para que los gobiernos no arriesguen entrar en bancarrota cuando sus economías tengan problemas.
Podrían financiar en común un programa similar al Plan Marshall aplicado después de la 2da Guerra mundial, con un pacto por el crecimiento. En este contexto, el Banco Central Europeo (BCE) no sólo tendría como objetivo la estabilidad de precios sino incrementar el nivel de empleo. La deuda en eurobonos sería una deuda única respaldada por el BCE y la Unión Fiscal con gobiernos que apoyen las finanzas de los otros, solamente de esta forma se fortalecería el euro. Una deuda común se estima en 60% del PIB de la eurozona. La diferencia está en que se vuelven comunes sólo las deudas de los estados por encima del 60%. En las condiciones actuales, Alemania se opone a esta medida. Se necesitaría una unión bancaria, sin la cual los bancos actúan libremente, son globalizados en épocas buenas y pasan el costo al Estado soberano en épocas de crisis.
Los préstamos basura de los bancos de la eurozona tendrían que ser limpiados con una nueva inyección de capital que absorba las pérdidas de los bancos, que asumiría la eurozona dado que varios gobiernos no pueden. Los depósitos de todos los bancos de la eurozona tendrían que ser garantizados en euros por la UE y así se evitaría las corridas de depósitos. Los bancos tendrían que someterse a un régimen común de regulaciones y supervisión; y aquellos con problemas, tendrían igual acceso a los fondos de rescate y deberían ser disueltos por una misma autoridad cuando vayan a la quiebra. En esa situación, no habría préstamos a los gobiernos sino directamente a los bancos que lo necesiten, pero sujetos a fuertes condicionalidades.
Junto con la unión fiscal y bancaria, se entraría a una unión política; y ya se habla de una Europa federal, donde las decisiones serían tomadas desde una presidencia única electa. El quiebre lo anhelan especialmente los especuladores y dan al euro tres meses o incluso una semana de vida. Esperan que se eche atrás la unión monetaria abandonando al euro, lo cual puede ser gradual, y cada país volvería a sus antiguas monedas, esperando el retorno del marco alemán como moneda fuerte frente a las debilitadas economías del resto del área.
Para muchos, la eurozona está acercándose al momento de todo o nada: o mutualizan la deuda y se estimula el crecimiento, o se sigue con el actual ajuste recesivo. Sin embargo, existe una tercera opción: el área del Euro a dos velocidades. Los estados que quieran convergen a una unión fiscal y bancaria tomarían este camino aumentando la velocidad de la integración y de los compromisos. Los estados que quieran mantener el statu quo seguirían con la velocidad actual, que es similar al estancamiento, y se abriría la puesta de escape para los estados que ya no pueden cumplir sus compromisos y quieran libertad de acción en su política monetaria y cambiaria. Esperamos que el Consejo Europeo haga caso más a la gente, a su pueblo, que a los mercados financieros que dieron origen a la crisis y ahora reaccionan buscando la caída del euro.