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¿Emprendo o busco empleo?

En distintos momentos de la vida,  todas las personas se preguntan si es mejor emprender o buscar un empleo, independientemente del contexto socioeconómico de la familia, la edad, la región y el grado de instrucción. Probablemente en Bolivia y en América Latina, de acuerdo con evaluaciones internacionales sobre emprendimiento, la mayoría de las familias de menores ingresos se hacen esa pregunta porque simplemente necesitan una fuente de sobrevivencia, aun cuando el emprendimiento es un micronegocio de venta de caramelos o comida en la calle.

Sin embargo, más allá de ese contexto sobre microemprendimientos que refleja la realidad de muchos países y segmentos de la población latinoamericana, el objetivo de esta columna es destacar el hecho de que las crisis internacionales, la crisis del capitalismo, los ciclos recesivos y los cambios políticos debieran llevarnos a pensar que la respuesta a la pregunta: ¿emprendo o busco empleo? es estratégicamente al principio: ambos, hasta que la actividad emprendedora sea sostenible y podamos dejar el empleo.

Por muchos años, el paradigma y las recomendaciones de la sociedad, del sistema, de la familia, los padres y las universidades ha sido: “Jóvenes, consigan un empleo y aférrense a ese trabajo lo máximo que puedan, es la forma más segura de crecer y cumplir los sueños. No hay otra forma en todo el universo”. Lamentablemente las cosas han cambiado y seguirán cambiando, porque simplemente ya no existen los empleos de por vida. Ahora las personas cambian de carrera hasta ocho veces en toda su vida profesional, porque hay más información sobre oportunidades de mercado, porque internet y la tecnología reducen la asimetría de información y la hacen accesible a casi todos los segmentos de la población.

Sin duda, poco a poco el paradigma ha ido cambiando, desde algunas universidades, colegios, organizaciones de desarrollo y ONG. A pesar de ello, todavía se requiere una visión y promoción explícita desde el Estado, el sector privado, el sistema educativo y formativo, de forma de construir a nivel nacional un ecosistema amigable y de apoyo al espíritu emprendedor, tal y como se viene haciendo en otras regiones del planeta y países de  América Latina. Al respecto, cabe destacar el caso de los llamados emprendedores sociales y emprendedores en negocios inclusivos, que hoy en día recién están recibiendo mucha atención, apoyo, asistencia técnica, concursos de planes de negocios, premios y acceso a recursos financieros en todo el mundo. Todo ello, porque sus ideas e iniciativas emprendedoras son capaces de crear oportunidades de mercado sostenibles y también increíbles oportunidades de impacto social y económico en segmentos específicos de la sociedad.

Por lo tanto, como sugerencia a todos los padres de familia, profesores de colegio, profesores universitarios, funcionarios públicos, familiares en general, hay que hacer un gran trabajo cambiando el paradigma de desarrollo del capital humano de Bolivia: “Jóvenes y no tan jóvenes, no sueñen con ser empleados de por vida, aprendan mucho de sus oportunidades laborales como empleados y después emprendan, emprendan y emprendan. Además de ello, para países en vías de desarrollo, las oportunidades como emprendedores sociales y/o emprendedores inclusivos representan grandes posibilidades de crecimiento”.