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Consumidor desprotegido

En El Alto, la falta de una norma municipal que registre y regule el trabajo de las agencias turísticas ha dado lugar a la creación de empresas intermediarais que lucran con la buena fe de las personas. Ayer, un reportaje de este diario revelaba que al menos 13 sucursales de este tipo operan en las inmediaciones de la terminal alteña, donde ofrecen boletos para viajar a los países vecinos. Empero, varios clientes han sido estafados (entre enero y junio se reportaron 50 denuncias). Pues, a mitad del camino, deben hacer un trasbordo, pero se encuentran con la noticia de que este último trecho no ha sido cancelado, pese a que ya antes les habían cobrado el monto total del viaje.

Cuando regresan para reclamar por la estafa, en las agencias les contestan que no es su responsabilidad, que ellos supuestamente sí entregaron el dinero a la compañía extranjera que tenía que trasladarlos hasta su destino final; o sencillamente niegan la venta de los boletos. Y como no existe ninguna factura o constancia de los montos entregados por los boletos y otros cobros adicionales, los clientes se quedan con las manos vacías. Es de esperar que las autoridades ediles promuevan cuanto antes una norma y operativos que eviten este tipo de estafas, que afectan especialmente a la gente de menores recursos.