Muchos se preguntan, ¿qué es el jiwasa? ¿Es singular o es plural? Son ambos, son dos en uno. Para un aymara, jiwasa se refiere a “tú” y “yo”, dos personas convertidas en una sola; es decir la unicidad de la pareja humana, una unidad con su par opuesto. Además es plural, es un “nosotros” incluyente. Como el resto, este léxico tiene dos niveles de significación: un nivel denotativo y otro connotativo. Desde el punto de vista denotativo, jiwasa (tú y yo) significa mujer y hombre, pero connotativamente puede ser una pareja de personas del mismo sexo o no. Por su carácter plural, jiwasa también significa “nosotros más los otros”, noción que incluye a todas las personas por más distintas que éstas sean.

Por otro lado, la ausencia del género gramatical muestra la inexistencia de discriminación de sexos en el mundo andino. Cuando en español se refiere a la tercera persona singular se dice “él” o “ella”, en aymara simplemente se dice “jupa”. Cabe aclarar que esta expresión no siempre indica género, y que no hay que confundir esta categoría con sexo. Es como una moneda con dos caras, a veces indican sexo, y otras veces no; es una ambivalencia comprensible.

A tiempo de hablar y de escribir en castellano, los andinos tienen varias dificultades fonológicas y gramaticales por las diferencias estructurales entre esa lengua y el aymara o el quechua. Una de estas dificultades es la inmediata distinción del género cuando se habla en español. Muchas personas de extracción andina tienen problemas de incorrección en género gramatical cuando se expresan espontáneamente en castellano. No es casual oír expresiones como: “la programa” o “una tema”, ello debido a la inexistencia del género gramatical en las lenguas andinas. En este sentido, para hablar correctamente y evitar recibir muecas peyorativas de censura, resulta  necesario reflexionar sobre el género gramatical del castellano.

Por cierto, en estos tiempos posmodernos, el género gramatical puede resultar una ventaja para algunos y una desventaja para otros. Varios conceptos actuales como horizontalidad, alteridad y equidad de género, entre otros, contradicen a ciertas lenguas que marcan con preferencia el género gramatical. Para ser preciso, en el castellano, los géneros masculino, femenino y neutro son esenciales para el sentido de las frases y palabras. ¿Cómo nos referimos a un grupo de personas compuesto por un hombre y 100 mujeres? ¿Decimos ellas o ellos? Ellos, pues en la gramática castellana lo masculino tiene supremacía sobre lo femenino. Sin embargo, hoy se ha desatado una polémica al respecto, y el Ministerio de Asuntos Sociales de España está buscando enmendar el sexismo en el español.

Las acciones del neomachismo andino son producto del colonialismo. Algunos entienden otros puntos de vista; pero otros continúan manifestando una actitud absolutista. Si bien las culturas andinas no eran perfectas, por lo menos eran las mejor concebidas y naturales, al ser producto de la experiencia de la vida. Los occidentales más lúcidos lo reconocen, por ejemplo, Alvin Toffler, quien señala: “Las estrategias de desarrollo del mañana no vendrán de Washington, Moscú, París ni Ginebra, sino de África, Asia y Latinoamérica. Serán indígenas, adecuadas a las necesidades locales. No cargarán el acento en la economía, a costa de la ecología, la cultura, la religión o la estructura familiar y las dimensiones psicológicas de la existencia”.