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Mutún

La disputa entre el Gobierno y la empresa Jindal Steel Bolivia (JSB) mantuvo en vilo a un sector especializado de la opinión pública. Ello por la importancia del proyecto siderúrgico del Mutún, que auguraba generar ingresos millonarios para el Estado y promover el desarrollo de la región. Emprendimiento fallido sobre el que versa el último Informe La Razón, publicado ayer.

Jorge Quispe, periodista de este diario, se trasladó hasta el municipio cruceño de Puerto Suárez, frontera con Brasil, coincidiendo, el 20 de julio, con la toma de las oficinas e instalaciones de la JSB en el lugar por parte de policías y militares. Además de esta incursión con la que se ponía fin a una prolongada y fallida discusión, Quispe pudo constatar in situ el escaso avance de las obras. Ello pese a que el proyecto de explotación e industrialización del Mutún —uno de los yacimientos de hierro (aproximadamente 40 mil millones de toneladas) y manganeso (10 mil millones de toneladas) más grandes del planeta— había sido adjudicado hace cinco años.

Según el contrato firmado en 2007, este 2012 debía iniciarse la construcción de las diez plantas de industrialización, cuya finalización estaba prevista para 2014. No obstante, en el lugar no se percibe siquiera la preparación del terreno ni mucho menos la ingeniería necesaria para montar las plantas. El Informe recoge con bastante detalle las razones manifestadas por ambas partes del conflicto sobre el retraso: por un lado, la JSB, y por otro, la Empresa Siderúrgica del Mutún (ESM), compañía estatal creada para fiscalizar el trabajo de la multinacional y asumir el aprovechamiento del 50% del yacimiento.

Más allá de las excusas, lo evidente es que la empresa india incumplió sus compromisos, que la ESM tampoco cumplió a cabalidad sus funciones, y que el país desaprovechó un tiempo especialmente valioso, tanto más importante por cuanto la economía mundial viene saliendo de una coyuntura muy positiva, impulsada por el crecimiento de China e India. Queda ahora mirar hacia adelante y evitar los mismos errores, recordando que una buena planificación, realizada con cuidado, transparencia y rigor, resulta fundamental para consolidar cualquier proyecto y no perder tiempo innecesario.

En cuanto al emprendimiento de marras, cabe esperar que se elija en los próximos meses a una multinacional que demuestre, desde el principio, su compromiso con el desarrollo y el cuidado del medio ambiente de la región. Por ejemplo, a través de un programa de capacitación técnica entre los pobladores locales antes de la puesta en marcha de las obras. Promoviendo de esta manera el bienestar de la población, y evitando la llegada masiva de trabajadores externos, que suelen traer no sólo costumbres sino también enfermedades foráneas, mermando muchas veces los servicios básicos, la paz y la salud de las poblaciones locales.