Revolución Productiva
Este esfuerzo aún debe resolver dos temas: el crédito y la interacción con los mercados
Con la promulgación de tres decretos reglamentarios a la Ley144, de Revolución Productiva Comunitaria Agropecuaria, se va completando el rompecabezas institucional e instrumental para el desarrollo de las Organizaciones Económicas Comunitarias (Oecom), consolidando la estructura pública de fomento a la actividad agropecuaria que asegure la soberanía alimentaria.
Si bien los instrumentos para la promoción del sector agropecuario son diversos y complejos en su armonización operativa, ya se dieron avances significativos con la ejecución de acciones concretas, como el seguro agrario universal, infraestructura para el almacenamiento de Emapa, los programas de riego Miagua I y II, y el saneamiento de alrededor de 55 millones de hectáreas de tierra; se complementa esta estructura con la creación de las empresas estratégicas de producción de semillas y de fertilizantes, además del mandato a municipios y gobernaciones de constituir consejos económicos y productivos.
Sin embargo, este esfuerzo público todavía tiene que resolver dos elementos que podrían hacer la diferencia entre lograr el impacto esperado, o nuevamente tener resultados marginales y actores del desarrollo rezagados y frustrados. El primero es la interacción con los mercados. Si bien el enfoque de la Revolución Productiva prioriza el fortalecimiento de la economía comunitaria, es importante observar el intercambio de mercado que tendría con la economía privada o con la economía estatal. La comercialización de la producción emergente de la economía comunitaria requiere de mecanismos de determinación de precios, calidad y canales de distribución que aún no están claros; existiendo el riesgo de una apropiación y traspaso del excedente generado en la economía comunitaria hacia las otras.
El segundo es el crédito. La ley establece que el financiamiento a las Oecom se realice con préstamos de las entidades bancarias del Estado, y que la tasa de interés refleje el costo financiero de los recursos; lo que podría constituirse en otra forma de apropiación de excedente, en la medida que el financiamiento no venga acompañado de toda una red de mitigación de riesgos asociados a la actividad agropecuaria, apertura de mercados e innovación tecnológica. Además, dependiendo del grado de organización y potencial de crecimiento de cada Oecom, tal vez se requiera una transferencia sin costo financiero, como siembra de capital.
Estos dos elementos son altamente sensibles, por lo que se debe tener especial cuidado en su diseño y operación. Una inadecuada inserción de la producción de los actores de la economía comunitaria puede generar una redistribución inequitativa de los excedentes; y un mal diseño de financiamiento puede generar procesos de despatrimonialización de las Oecom, manteniendo su condición de pobreza, con el agravante de estar endeudados.