A pesar de las últimas connotaciones políticas y económicas que viene atravesando la comunidad social internacional, por dar un término presentable a la pobreza y desigualdad, la realidad de la intervención política es un ejemplo de quórum. Las reuniones de alto protocolo, donde median países en desarrollo y países en rescate para un desarrollo, exteriorizan la gran predisposición para lidiar con esta parafernalia institucional, donde están involucrados bancos, administraciones públicas, políticos y empresarios.

Ante este panorama, que por cierto es muy alentador para bancos y banqueros, surge un milagro político en el cono Sur, un milagro de unanimidad de partidos políticos para destituir a un Presidente electo por la vía democrática.

Es un resultado que fue escrito en cuentos de fábula; cuando el león descansa, las hienas preparan el escenario para un buen ataque. En una metáfora tácita de la situación vivida en un país que modestamente fue demostrando un desarrollo histórico, es deplorable distinguir una decisión “exprés” legal pero democráticamente; y para la sociedad, no legítima. Dicha unanimidad por poder es elogiable y garantiza a la sociedad que los políticos y sus partidos sí pueden juzgar, decidir y nombrar. Pero, ¿hasta qué punto dos ideologías tan disímiles son tan afines?

Esta situación es preocupante desde todo punto de vista, ya que abre un camino resbaladizo para acceder al poder, un resultado que desvirtúa la democracia de los pueblos, y establece una democracia de partidos políticos. El siglo XXI inició con cambios trascendentales para muchos países de América Latina, cambios que afectaban positivamente a la sociedad más pobre de los países, se iniciaron cambios donde los invisibles supieron que podían ser visibles. La fórmula “Socialismo del Siglo XXI” tiene grandes esperanzas en reestructurar los cimientos desgastados que habían dejado antiguos o supuestos perpetuos de la democracia y libertad de las naciones. Ideas que causaron tal revolución social que muchos encontraron, por fin, la paz a tan largo calvario de manifestaciones en contra de la dignidad del ser humano. Por ello, será fundamental el paso que den naciones como Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador y Venezuela. El apoyo que reciba el ya destituido Fernando Lugo, deberá ser un apoyo vinculado directamente a la democracia legítima de un ciudadano, el derecho al voto.

Sin duda, el Senado paraguayo dio un peculiar ejemplo de toma de decisiones políticas para frenar la violencia, que por casualidad y providencia de la vida llegaron en un momento colosal, etapa en que la oposición del expresidente Lugo ya se encontraba en campaña política rumbo a las elecciones de 2013, por lo cual el quórum habría sido una jugada de las altas castas políticas.