Ciudades sostenibles
Los ciudadanos deben convertirse en los principales promotores de la sostenibilidad
Hay quienes afirman que el urbanismo racional formará parte del futuro de las urbes, y las encaminará en el modelo de ciudad sostenible, que presenta objetivos de ciudad justa, ecológica, diversa y que potencia su vida propia. Es oportuno recordar que en la quinta década del siglo XXI el 70% de la población del planeta vivirá en las ciudades, reafirmando con ello que si no existe el firme propósito de encaminarlas en rutas de proyección futura, se heredarán grandes problemas.
¿Pero cuál es el primer paso para iniciar ese camino? La regeneración y preservación de los espacios naturales y la reproducción de zonas verdes. Tarea que parte, por ejemplo, de la negación a la tala indiscriminada de árboles. De igual manera, se han establecido restricciones a la construcción de edificaciones, cuyas leyes actuales exigen que garanticen la preservación del entorno natural y esencialmente su sostenibilidad. Esto acompañado de la prevención de cualquier impacto ambiental. Asimismo, el transporte público está siendo potenciado en su conversión a no contaminante.
En lo social, presenta metas indiscutiblemente estudiadas, acompañadas de programas (según escritos) muy ambiciosos que proponen, por ejemplo, para el ocio: la subvención y entrada gratuita a espectáculos y museos en las urbes. Así se podría seguir describiendo otras características que las cualifican. Pero no se puede omitir un tema vital y de fundamental importancia en estos tiempos como es la implementación de nuevas tecnologías; es el caso de las fuentes de energía renovable, que excluyen definitivamente todo tipo de contaminantes.
Suecia es uno de los países más limpios de Europa, y su búsqueda de metrópolis más sostenibles está centrada tanto en lugares nuevos como en distritos urbanos ya existentes. Entre las actividades de ese proyecto están las implementaciones de nuevos sistemas de recojo subterráneo de basura, filtrado de líquidos y obtención de biogás para la calefacción y el aire acondicionado, que serán obtenidos (de acuerdo con estudios) a partir del uso —en parte— de los residuos orgánicos. De igual forma, el agua caliente y la electricidad serán generadas por energía solar. Las ciudades modélicas suecas muestran que las zonas industriales abandonadas han sido convertidas en barrios que funcionarán con esos métodos tecnológicos.
Pensar en el futuro de La Paz no sólo es importante, sino que implica además gran responsabilidad, porque las ciudades no se construyen en días o meses, sino (algunas) hasta en cientos de años. Y es por ello que si se busca dirigirla como ciudad sostenible, se debe comenzar a trabajar en los primeros pasos para tal efecto. Lo interesante de esa experiencia urbana es que los ciudadanos se convertirán en los principales apostadores de la sostenibilidad. Esto sin olvidar que el concepto de ciudad sostenible puede adaptarse a diversos niveles de desarrollo de las urbes y a diferentes situaciones de planificación. Todo ello es posible de ser aplicado en el menor tiempo posible.
No cabe duda que, con todo lo expuesto, en 2050 la población de las ciudades sostenibles tendrá una vida distinta. Lectura que se extrae de sus ideales como urbe del futuro. Sin embargo, ¿se logrará parar así a la máquina urbana de la modernidad, que se inició en el siglo pasado?