Unidad de América
La faceta más alta de Simón Bolívar, quien planteó la unidad de América, fue la de visionario
El 24 de julio se recordó el nacimiento de Simón Bolívar, y el 6 de agosto se conmemoraron 187 años de la fundación de Bolivia, dos hechos que me impulsan a referirme al pensamiento integracionista del Libertador, un hombre polifacético. Fue héroe, estratega, educador, politólogo y sociólogo; pero su faceta más alta fue la de visionario, la que se estudia aún con pasión en varios países de América.
Bolívar planteó la unidad de América. Esta su utopía no tenía dimensiones concretas, planteaba a Sudamérica como el ámbito geográfico de integración, y cuando ya avizoraba que Brasil pondría reparos, redujo sus expectativas a la región andina. Pensaba incluso que Centroamérica podría unirse a nuestros países vía Venezuela. Sin duda era visionario, los procesos de integración son un ejemplo. Otros hechos marcan esta definición: cuando se mira atrás a su pensamiento socioeconómico, se encuentran bases inequívocas de la América de hoy. La Organización de Estados Americanos pertenece a una premonición suya; la necesidad de conformar un mercado común latinoamericano fue concepción suya. Incluso las amenazas, riesgos y grandes equivocaciones que en nuestros días acosan a la democracia fueron advertidos por su innegable inteligencia.
Nuestra América Indo-latina, calificada así por Marcelo Dotty, estudioso de la Integración, adopta igual dos facetas del Libertador: la del héroe triunfante que ingresa a las naciones liberadas del imperio español; y la del hombre asediado por las debilidades, temeroso, vacilante y traicionado por los mismos hombres a quienes convirtió en soldados o líderes de sus naciones.
Por el estado caótico en el que se encontraban los países de América, resultado de los intereses de esos hombres, atravesó momentos de depresión y frustración, y acudo a un fragmento rescatado por Dotty para demostrar cuán insatisfecho se sentía por esa situación: “Nadie sabe lo que me cuesta mantener el equilibrio en cualquiera de las regiones andinas. Parecerá fábula lo que pueda decirse de mis esfuerzos, pero son semejantes a los de aquel condenado que lleva su enorme peso hasta casi la cumbre para volverse rodando con él otra vez por el abismo. Yo me hallo luchando contra la incomprensión combinada de toda una trama de egoísmos ciegos; me siento solo y en lucha desigual. Siento que los intereses mezquinos me están venciendo y la condición humana de los que veo a mi alrededor para nada me alienta… la posteridad me hará justicia, y esta esperanza es cuanto poseo para mi felicidad aún cuando estoy enfrentando ya la muerte”.
Será el mejor homenaje a Bolívar que su hija predilecta, Bolivia, mantenga el pensamiento integracionista por el que luchó, para de esa manera también alcanzar el desarrollo de los pueblos americanos, y por supuesto el nuestro.