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Otra vez el Gobierno se equivoca

Ya no quería seguir insistiendo con el ingrato enojo del Gobierno contra la Agencia de Noticias Fides. En primer lugar, porque noblesse oblige. Quiero decir que estoy en deuda con los muchos (tanto en el país como en el exterior) que nos están respaldando. Cumplida esta obligación, tengo que volver a la arena del circo romano en el que ahora nos obliga a combatir el Gobierno. Y no sólo a la Agencia de Noticias Fides, sino también a los periódicos nacionales, El Diario y Página Siete.

Nos acusa de racistas. Otra vez me niego firmemente de merecer este calificativo que pretende ser una figura de delito penal. La verdad es que éste es un caso más de criminalización de la prensa independiente. Al Gobierno le ha picado el mosquito de la criminalización. Desde hace tiempo criminalizó a la oposición política. Criminalizó los resultados electorales cuando los escrutinios favorecían a los disconformes. Destituyó a gobernadores electos por el pueblo soberano. A los desobedientes los persiguió, los crucificó con juicios penales injustos, los metió en la cárcel sin juicio legal ni sentencia, les forzó a buscar asilo en otros países o en sus embajadas y, encima, les niega el debido salvoconducto.

Otra vez, el Gobierno se equivoca. Está ciego y sordo, pero no mudo. Y si no ve ni escucha los buenos consejos que cada día le da el sentido común, expresado a través de la prensa independiente, se arriesga a equivocarse más y más. Sólo denuncia y amenaza. ¿De dónde saca el Gobierno que los periodistas y directores de los medios citados son discriminadores y racistas? Se lo inventa. ¿Qué pretende? ¿Amedrentarnos, silenciarnos, enterrarnos bajo tierra por los siglos de los siglos, amén? Pues el tiro le está saliendo por la culata. La prensa independiente defenderá sus derechos consagrados en la Constitución Política del Estado.

En efecto, el art. 106 de la Carta Magna establece que “El Estado garantiza a las bolivianas y a los bolivianos el derecho a la libertad de expresión, de opinión y de información, a la rectificación y a la réplica el derecho a emitir libremente las ideas, por cualquier medio de comunicación, sin censura previa”.

Así las cosas, todavía creo que el Gobierno aún está a tiempo de rectificar al camino torcido que anduvo en estas dos últimas semanas. Para ello es indispensable bajarse de la peana y bajar al llano. Ocúpese de resolver los problemas de la gente y no pretenda imponer la uniformidad de las conciencias, el pensamiento único, por medio de la criminalización de la libertad de opinión. Ocúpese de la Pachamama, de la lucha contra el narcotráfico, de la seguridad jurídica, de las inversiones, de la paz social. Y deje que la prensa independiente cumpla su misión con libertad y responsabilidad. No pretenda confiscar las voluntades individuales al servicio de la voluntad del jefe y de su grupo hegemónico.