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Peor que la enfermedad

Hay remedios que pueden resultar peores que la enfermedad, sobre todo si son administrados no por especialistas sino simplemente por gente de buena voluntad. Eso fue justamente lo que le pasó a la pintura Ecce Homo, de Elías García Martínez. Un retrato de Cristo pintado a finales del siglo XIX que hasta la semana pasada era prácticamente desconocido.

No obstante, Cecilia Giménez, una anciana de 80 años, en un intento por restaurar la pintura la transformó en un retrato irreconocible, que se convirtió no sólo en noticia mundial, sino también en alimento para las burlas en las redes sociales. Por ejemplo, uno de los internautas se atrevió a firmar con el nombre de la Virgen María, comentando después: “Éste no es mi chico, que me lo han cambiado”. Incluso se ha acuñado un nuevo refrán: dejar algo “como el Cristo de Borja”.

Sin embargo, por otro lado, las destrezas de esta mujer han servido también para constatar que no hay mal que por bien no venga. En efecto, el artista español y la Iglesia donde está la obra dañada son ahora famosos. Además, este incidente nos recuerda que las buenas intenciones, más que ayudar, muchas veces pueden empeorar las cosas; y cuando ello ocurre, no cabe sino reír, que es la mejor manera de evitar la trampa de tomarse a uno mismo muy en serio.