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El reto de Comibol

La semana pasada, en el marco del Primer Seminario “Bolivia: país minero, impacto económico, social, ambiental, seguridad y cultural de la actividad minera en Bolivia”, el presidente ejecutivo de la Corporación Minera de Bolivia (Comibol) anunció que la estatal de la minería tiene el desafío de participar en todos los eslabones de la cadena productiva, desde la captación de capitales hasta la industrialización y exportación de los minerales con valor agregado.

Se trata de un paso fundamental en la recomposición de la empresa que, junto con YPFB, genera la mayor cantidad de la riqueza para el Estado y que históricamente se ha dedicado a la exploración y explotación de los yacimientos, además de la exportación de concentrados, pero nunca a la industrialización de los minerales, pese a iniciativas como la construcción de la fundidora de Karachipampa hace más de 30 años y que sólo en los últimos ha sido puesta en funcionamiento.

Considerando la experiencia de la estatal petrolera, es evidente que el proceso no puede ser ni rápido ni sencillo, lo que a su vez significa que hay una necesidad urgente de contar con los mejores recursos, técnicos y humanos. Así, es deseable que Comibol logre pasar en un plazo lo más breve posible del anuncio a la acción, de lo contrario sólo habrá frustración.