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Café orgánico

En el municipio de Teoponte, norte de La Paz, 68 familias han logrado organizar una exitosa asociación que produce y exporta café orgánico. Además de generar fuentes de trabajo, este emprendimiento está promoviendo la conservación de la cobertura boscosa y la biodiversidad del parque Madidi, pues viene siendo implementado bajo criterios de sostenibilidad.

En efecto, gracias a la asistencia técnica de la Sociedad para la Conservación de la Vida Salvaje (WCS, por sus siglas en ingles), y el financiamiento de Usaid, estos agricultores han logrado implementar un innovador modelo de producción, que combina el cultivo de café bajo un dosel de árboles y el empleo de insumos orgánicos (como cáscaras y el agua con la que se lavan los granos). 

Este tipo de práctica, conocida como agrosilvicultura, además de garantizar la fertilidad de los suelos y conservar la cobertura boscosa, mejora el rendimiento de los cultivos, pues son más resistentes ante un clima extremo, necesitan menos agua y no emplean pesticidas (entre 2010 y 2011, la producción de café de estos agricultores se incrementó en un 25%, de 80 mil kg a cerca de 100 mil kg). Lo que les permite además producir granos orgánicos de café de alta calidad, un alimento cada vez más reconocido y demandado en el exterior, por su exquisito sabor, porque no afecta la salud y porque no deteriora el medio ambiente.  

Por otra parte, la cooperación internacional también ha colaborado para que la Asociación de Productores de Café Ecológico Regional de Larecaja (APCERL), que agrupa a estas familias campesinas, pueda incurrir en otros mercados e intervenir en el seguimiento y control de los precios internacionales; aspectos esenciales para mejorar sus ingresos. En efecto, gracias a estas estrategias, el valor de sus exportaciones se duplicó en el periodo señalado de $us 380.794 a $us 677.922.

Mayores ganancias que se espera irán mejorando a medida que esta asociación intervenga en otros eslabones de la cadena productiva. Por ejemplo, el 23 de agosto, APCERL inauguró en la zona industrial de El Alto una planta para la limpieza, separación (trillado) y la selección de los granos de café para su posterior exportación.

Además, los desechos que devienen de la trilla podrán ser empleados como abonos orgánicos. Aspectos ambos que les permitirán reducir costos y mejorar su productividad.

Como se puede observar, este innovador e importante emprendimiento pone en evidencia que es posible ejecutar proyectos de desarrollo que no sólo no destruyen los bosques, sino que además y sobre todo aprovechan, de manera sostenible, los servicios ecológicos que éstos proveen, conservando de esta manera la biodiversidad y las fuentes de agua, que alimentan la tierra y los suelos agrícolas del país.