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Bailar para vivir

Bailen, bailen, de otra forma estaremos perdidos”, les decía la coreógrafa alemana Pina Bausch a sus bailarines y nos los repitió a todos los afortunados que tuvimos el privilegio de ver, en pantalla gigante y 3D, la película documental de Win Wenders Pina. Con esta arenga, una vez fuera de la sala, uno siente el incontrolable impulso de que un salto y una pirueta nos lleve a casa a seguir soñando.

Y es que bailar es una urgencia del ser humano, tan natural como rascarse una picadura y tan nutritiva para el alma como una oración. Los bolivianos lo sabemos muy bien, si vivimos bailando. Años redondos de ensayo invertimos en entradas folklóricas, carnavales y otras celebraciones. Grupos evangelistas preparan danzas con panderos para su adoración mientras militares igualan rigurosos pasos para competir en Sábados Populares. Los jóvenes saltan coreografías sobre máquinas de videojuegos para ganar puntos y artistas callejeros se arman de una radio para ganarse unos pesos, demostrando su dominio de los pasos de la cumbia.

Pero la danza, más allá de lo recreativo, es una forma de expresión primigenia que nos permite reencontrarnos con nosotros mismos, cultivar nuestro cuerpo de forma artística y servir de objeto de estudio para nuestra formación profesional.

Es por eso que estudiar, cultivar, disfrutar y difundir la danza es tan importante para una sociedad. Como cualquier otro arte, es también una fuente generadora de conocimiento y crecimiento, personal y social. Su práctica profesional requiere el mismo apoyo que el cultivo de la ciencia, el deporte o la política.

Y en ese camino, los bolivianos también estamos dando pasos importantes. La semana pasada culminó en Cochabamba la quinta edición del Festival Internacional de Danza Contemporánea, con la presentación de 11 compañías procedentes de seis países. En este marco se lanzó también el portal www.elgangocho.org, página dedicada a la danza contemporánea en Bolivia. Desde ésta, los que no pudimos acudir a la cita en la capital del valle pudimos seguir a las distintas compañías, conocer sus propuestas artísticas y a sus exponentes.

El objetivo de El Gangocho es articular una red en que todos los profesionales de la danza y los interesados puedan contactarse y compartir conocimientos, articulando cada eslabón comprometido en este arte: productores, bailarines, público… Démosle a la danza el sitial que se merece. Nos es útil para reconciliarnos con nuestros cuerpos, para hacer terapia, para expresarnos con cada centímetro de piel, para celebrar la vida. ¿Hay alguna forma mejor?