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Presupuesto para desarrollo e innovación

Uno de los principales pilares del desarrollo económico-social de los países asiáticos, en los últimos años, fueron las universidades como fuentes de investigaciones para concretar innovaciones importantes a nivel empresarial y social. Estos países destinaron fondos considerables orientados a promover la innovación (28% de la inversión mundial está destinada a la investigación y desarrollo) a través de un ecosistema conformado por Gobierno, Empresa y Universidad, logrando la complementariedad necesaria.

En este modelo, denominado la Triple Hélice, el Gobierno genera las condiciones necesarias para promover el Desarrollo e Innovación (I+D+i), y fomenta la creación de nuevas compañías a través de una cooperación estrecha entre universidad y empresa. Esto con el propósito de desarrollar nuevos productos, procesos y estrategias que permitan fortalecer y generar nuevas tecnologías, diversificación, conocimientos, desarrollo, investigación e innovación en el mercado. Bajo este esquema, las universidades deben asumir un rol con enfoque empresarial, fomentando una cultura de emprendimiento e innovación en alumnos y docentes; promoviendo el trabajo en equipo, para afrontar los retos socio-económicos del país; valorando y enfocando la investigación tecnológica hacia el desarrollo de nuevas empresas; publicando y patentando investigaciones; e institucionalizando la creación de nuevos emprendimientos (spin-off).

El 2% de la inversión mundial en I+D+i tiene lugar en los países de América Latina. De esta cifra, el 62% le corresponde a Brasil, 13% México, 12% Argentina, 4% Chile y el  restante 9% se reparte entre los otros países de la región, indicadores que demuestran el contraste de nuestra región en este aspecto. Un estudio de Osvaldo Gutiérrez estima que en Bolivia se destina sólo el 0,3% del PIB en investigación y desarrollo; de esta cifra, el 30% se lo hace en universidades y el 15% en empresas. Las  universidades públicas solicitan un incremento del 15% en sus presupuestos; sin embargo, el Gobierno rechaza dicho incremento, argumentando que gran parte será destinado para el pago de sueldos y salarios (según cifras del Ministerio de Economía y Finanzas, el 59% del presupuesto universitario se destina a sueldos y sólo un 3,8%  a materiales y suministros que mejoran la calidad de la enseñanza y las investigaciones científicas).

Es oportuno evaluar la reformulación del presupuesto a fin de priorizar la I+D+i en las universidades, para potenciar su aporte al cumplimiento de los objetivos estratégicos del país en materia de ciencia, tecnología e innovación. Un mayor presupuesto en esta partida permitirá que los centros e institutos universitarios de investigación puedan desarrollar adecuadamente su trabajo sobre la base de estrategias propias, así como del sistema en su conjunto y de las demandas de la sociedad. Esta propuesta debería estar articulada a una estrategia nacional, para que las investigaciones sean pertinentes a la problemática y oportunidades que el país brinda en materia social, seguridad alimentaria, productividad, medio ambiente, tecnología, energía y otros rubros, promoviendo, además, la sinergia entre empresas y academia.

Con esa visión se ha lanzado la Plataforma Innova Bolivia (www.innovabolivia.bo) con el objetivo de promover la generación de innovación dentro de la comunidad universitaria nacional, y el relacionamiento directo con el sector empresarial. Ello a través de la búsqueda y premiación de ideas y proyectos innovadores con base tecnológica y con impactos sociales, creando nuevas oportunidades que fomenten el potencial de investigación, dinamizando el tejido productivo del país. A esta cruzada se han sumado las universidades públicas y privadas más importantes del país y empresas líderes, a la cabeza de la Confederación de Empresarios Privados, que desean fomentar la innovación y una cultura de emprendimiento. Sólo falta la voluntad del Gobierno para crear las condiciones de un ecosistema como el de la Triple Hélice.