Cada vez son más los turistas que visitan las islas del lago Titicaca. Uno de los motivos de este creciente tráfico se debe a las promociones de agencias locales e internacionales que ofrecen la oportunidad de experimentar vivencias “místicas” en esos sitios. Por ejemplo, el 21 de septiembre, equinoccio de primavera, periodistas de La Razón asistieron al Festival de Ñustas y Elegidas, que se organizó en la Isla de la Luna para llenarse de energía positiva. Evento al que asistieron decenas de turistas procedentes de Perú, Chile, Uruguay, Brasil e incluso de EEUU y España.
Al respecto, cabe señalar que los habitantes de la isla (25 familias) viven principalmente de la agricultura y la pesca, pero no se benefician (o lo hacen de manera marginal) del turismo que llega hasta sus puertas. Urge en este sentido desarrollar políticas que promuevan la conservación y el aprovechamiento turístico de los vestigios arqueológicos de esos sitios, en beneficio de sus pobladores. Por ejemplo, en los siguientes meses el gobierno de Humala va a dotar de alcantarillado y electricidad a las islas de Taquile y Amantaní, justamente con el fin de mejorar la calidad de vida de sus habitantes y ampliar los servicios turísticos de esos lugares. Proyecto que debiera ser emulado por las autoridades bolivianas.