Reciclaje, un esfuerzo que nos beneficia
El reciclaje es el medio más útil y sencillo para reducir la basura y sus impactos medioambientales
Las calles y las aceras definitivamente son los espacios públicos más importantes de las ciudades. Si bien las últimas, en sí mismas, son sólo una abstracción y su importancia radica urbanísticamente en su relación directa con las edificaciones, no cabe duda que miles de personas las transitan diariamente. En los últimos años, en ciertas zonas de la ciudad de La Paz, las aceras han dejado de cumplir su función primordial de transitabilidad peatonal, a tal punto que la población camina por los bordes de las avenidas. Esto por la multiplicidad de actividades e infinitos puestos de venta que se asientan, pero además por la basura desparramada que se observa frecuentemente.
Si bien hace algún tiempo existió una campaña televisiva en la que niños —de forma hasta molesta— demostraban a la ciudadanía que no se debería botar basura en las calles, pareciera que no fue suficiente para que se tome conciencia al respecto. Pero, ¿qué hacer con aquello? Posiblemente aparezcan nuevas ofertas de educación urbana que motiven otras iniciativas para resolver ese problema. Sin embargo, otro método debiera estar dirigido a la “enseñanza de las cualidades del reciclaje”, entendido como el medio más útil y sencillo de reducción del impacto ambiental, pero esencialmente como una tarea en “beneficio de la ciudadanía”.
Existen estudios sobre reciclaje que afirman, por ejemplo, que con 3.000 botellas de vidrio recicladas se evita 1.000 kilos de basura y se ahorra más de una tonelada de materias primas. Esto siendo incluso el material más fácil de reciclar, ya que puede ser fundido y reutilizado. Si bien las botellas de plástico hoy son recolectadas en esta ciudad, no faltan las que ruedan por las calles convirtiéndose en pequeñas “bombitas” sonoras debajo de las ruedas de los vehículos.
En el caso de las bolsas plásticas, en México, por ejemplo, se las somete a un proceso de reconversión en materia prima útil para la producción sencilla de un material de cubiertas o techos de viviendas económicas. Otras experiencias muestran la producción de abonos para jardines y plantas, obtenidos a través de la selección de ciertas cáscaras de frutas y verduras, las cuales son enterradas hasta su degradación y luego son extraídas como bloques de fertilizantes para la tierra. También se debe mencionar el reciclaje de materiales desechados o residuos de construcción (seleccionados por sus cualidades), que en algunos casos son reutilizados (EEUU) en nuevos agregados.
Y lo singular es cómo todo lo expuesto (principalmente las botellas de vidrio y de plástico) hoy forma parte de la construcción sin necesidad de industrialización alguna. Esos materiales, unidos con mezclas, argamasas u otro tipo de materiales, se convierten, por ejemplo, en muros divisorios estéticos de cualquier ambiente.
En la actualidad, el reciclaje es una tarea totalmente vigente en distintos campos. Dentro de ellos, en el “arte como un medio educativo”. Sin embargo, también está claro que seguirán apareciendo nuevos desechos como los aparatos eléctricos y electrodomésticos, que si bien son reciclados seriamente en algunos países, en otros se ha denunciado su traslado a países en desarrollo con escasas o casi nulas medidas sanitarias o de control de contaminación. Un problema que afectará a millones de personas en el futuro.
Con todo ello, cabe preguntarse: ¿es que acaso el reciclaje no es un esfuerzo vital que beneficia a las ciudades del planeta?