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Fútbol de cada día

Viví intensamente la clasificación boliviana al mundial de fútbol de Estados Unidos en 1993. Recuerdo que concluido el partido Bolivia-Ecuador, en el estadio Isidro Romero, de Quito, todo el país estalló de júbilo. Una clasificación histórica. Con los amigos del barrio nos organizamos. Fuimos con banderas, chalinas y poleras a celebrar aquella clasificación a El Prado. Gente con el torso desnudo estaba en la fuente al final de esa avenida paceña, en aquella noche fría, saltando de alegría. No importó la hora. Allí amanecimos cantando ¡Bolivia gana y se va al mundial… Bolivia gana y se va al mundial!, abrazados a otros bolivianos que también fueron a celebrar. En realidad, esa noche todos éramos uno solo. No había raza, credo ni ideología que nos divida. Esa noche, mejor dicho esa madrugada, esperamos ver a nuestros cracks, Sánchez, Etcheverry, Cristaldo, Borja, Soria…. y todo el conjunto que según se rumoreó iban a llegar al estadio Hernando Siles directamente del aeropuerto de El Alto.

A 19 años de aquella hazaña sólo quedan recuerdos. La selección de fútbol del 93 sí tenía ganas de triunfar, como diría el profesor Jaime Escalante. El viernes, horas antes del partido Bolivia-Perú, debo confesar  que, después de mucho tiempo, sentí otra vez ganas de ver un partido de fútbol de la selección, no sé si fue por el retorno del profe Xavier Azkargorta, pero sentí emoción, como el 93.

Pero, al final, me quedé otra vez con un sabor amargo, de que algo nos falta. Creo que los jugadores hicieron su esfuerzo, sin embargo sentí falta de ímpetu. No soy experto en fútbol ni pretendo serlo, sólo doy mi punto de vista sobre una selección que no puede hacer pie. Tal vez sea algo psicológico, no lo sé. Pero la realidad es que una vez más nos quedamos con las ganas de acudir a un mundial.

Hay miles de voces de aficionados que reclaman un cambio en la estructura del fútbol boliviano, creo que es hora de asumir las cosas con responsabilidad y voluntad, y trabajar en un proyecto de largo aliento, comenzando por las categorías inferiores y trazándose objetivos a largo plazo.

Lo del viernes debe quedar atrás y empezar de nuevo. La tabla de posición nos muestra una triste realidad, la de cómo estamos a nivel de Sudamérica en cuanto a fútbol, pero si trabajamos de inmediato tal vez podamos asistir al mundial 2018.

No pienso que sea una utopía. Tras la eliminación de Bolivia al mundial 2010 varios dirigentes prometieron trabajar para 2014. También se dijo de que existiría un recambio de jugadores. Nada de eso se hizo efectivo. Trabajemos para que las nuevas generaciones, las que no vieron a la selección del 93, sientan lo que nosotros sentimos alguna vez.