El lunes, cuatro hombres encapuchados ingresaron a un estudio de la radio Popular de Yacuiba y le prendieron fuego, justo cuando el director de la emisora, Fernando Vidal, transmitía un programa. Resultado del ataque, Vidal y la operadora de los equipos, Karen Anze, sufrieron serias quemaduras en el cuerpo y el rostro. Ambos están ahora internados en un centro médico de Santa Cruz.
Si bien la investigación aún está en proceso, se sospecha que las continuas denuncias del comunicador y de su equipo sobre actos de corrupción, contrabando, trata de personas y narcotráfico en esa localidad fronteriza motivaron el cobarde atentado. Accionar que por cierto no sorprende, pues el crimen organizado suele emplear este tipo de agresiones para amedrentar a las personas, y así poder operar con impunidad. Pero afortunadamente los yacuibeños no solamente no se dejan intimidar con facilidad, sino que además, y más importante aún, no han perdido la empatía por sus vecinos; virtudes que facilitaron la pronta aprehensión de los responsables. Cabe ahora hallar al autor o a los autores intelectuales del hecho; pero también luchar para mantener el espíritu de solidaridad y respeto por la Justicia entre los bolivianos, pues es la mejor manera de pelear contra los males que Vidal venía denunciando.