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Reinserción financiera internacional

El 22 de octubre, el Gobierno de Bolivia colocó en el mercado financiero internacional, a través de la bolsa de Nueva York, $us 500 millones a un plazo de diez años y una tasa cupón o de rendimiento de 4,875%. Las      reacciones por este hecho no se dejaron esperar. Las respuestas favorables las dieron organizaciones internacionales como la CAF, y los 263 inversionistas, entre ellos fondos de pensiones, hedge funds, bancos y asesores de inversiones.

Las críticas surgieron, como siempre, a nivel doméstico. Una de ellas se centró en aspectos ideológicos: ¿por qué un gobierno del cambio utiliza “instrumentos neoliberales” o del Partido Liberal empleado hace 100 años? (da la impresión que los instrumentos tienen una ideología). Por si acaso, los bonos públicos existen hace muchísimo tiempo, para financiar guerras, ferrocarriles, canales, etc. La deuda pública es un mecanismo que tienen los Estados soberanos, por lo que también se llama deuda soberana.

Me acuerdo de los libros de macroeconomía made in USA con ejemplos sobre los bonos del Tesoro Americano, y donde los locales no entendíamos su aplicación a la economía boliviana, salvo en la última década y, recientemente con la emisión de bonos directos del TGN y del BCB, donde cualquier ciudadano puede comprar uno de éstos con una buena tasa de interés. Es decir, no había una cultura financiera relacionada con los bonos. Y, por lo que se desprende de los comentarios, tal parece que tampoco la hay con su emisión internacional. Así se preguntan: ¿por qué endeudarse si hay reservas o superávit? En primer lugar, justamente cuando se atraviesa por una situación favorable y se tienen buenos indicadores de liquidez y solvencia, hay que endeudarse para conseguir recursos que financien nuevas inversiones de larga maduración. A nadie le prestan cuando está mal, o si lo hacen le prestan, como a los europeos, con tasas elevadísimas. Sí, hay superávit, pero es de corto plazo y básicamente es el TGN el que requiere recursos para financiar flujos de inversiones de largo plazo. Por eso los bonos son a diez años y lo ideal es aproximarse a papeles a 20 o 30 años, como en el caso reciente de Chile que, por si acaso, tiene superávit fiscal.

En segundo lugar, es muy importante diversificar las fuentes de financiamiento externo, no sólo con préstamos sino también con inversiones de cartera, como en el caso de los bonos; y deberíamos tender a una mayor inversión directa extranjera, puesto que no sólo hay que pensar en las reservas internacionales del Banco Central para financiar proyectos de inversión.
En tercer lugar, la colocación por parte del Estado boliviano facilita a las empresas públicas y privadas el acceso al mercado financiero internacional, mediante la emisión de bonos, siendo la tasa alcanzada una tasa referencial en cuanto al riesgo país. Un argumento que siempre se utilizaba como excusa para no invertir era el elevado riesgo país. Ahora hay un ejemplo claro no sólo dado por la mejora en la calificación internacional por parte de      Moodys o Fitch, sino por los mismos 267 demandantes internacionales, que tienen más confianza que algunos bolivianos en el país, que se expresa en 306 puntos base o 3% por encima de los bonos del Tesoro de EEUU, que es la forma cómo se mide el riesgo respecto a una tasa referencial.
Obviamente que las tasas deben ser comparables en el caso de una primera emisión, por eso no vamos a comparar con la lograda hace poco por Chile, de larga trayectoria en el mercado financiero internacional, con un bono a diez años y una tasa de 2,33% por un monto de $us 750 millones y un papel a 30 años a 3,71%. Por tanto, hay que valorizar el reingreso de Bolivia al mercado financiero internacional.