Censo ya, ya, ya
Lo fundamental para cualquier censo es que los datos reco-lectados sean lo más objetivos posibles.
Ya falta muy poco para el censo. Esperemos que no surja ningún contratiempo de última hora y se lo pueda realizar como está previsto y todos deseamos. Para ello, todos debemos arrimarle el hombro.
Algunos contratiempos anteriores, como la negativa de algunas comunidades del TIPNIS a dejar entrar a los empadronadores, o las peleas entre municipios para que tal o cual sector en conflicto fuera censado en uno u otro municipio, parece que se han amainado, aunque siempre quedan dudas sobre si toda la logística, para una operación tan compleja, estará ya bien aceitada. En esos días, por ejemplo, se ha visto la necesidad de completar y entrenar a contrarreloj a más empadronadores.
Como un granito de arena, aquí insistiré en tres puntos. El primero, para mí muy claro, pero que en algunos medios incluso académicos no parece serlo tanto, es que lo fundamental para éste y cualquier otro censo es que los datos recolectados sean lo más objetivos posibles. He escuchado de algunos que, por solidaridad con el TIPNIS, proponen responder que son miembros de alguna de sus etnias originarias. Flaco favor les hacen si ellos no pertenecen a ella. Quienes leen mis columnas saben que yo soy también muy crítico de la manera en que se ha enfocado hasta ahora lo de esa consulta previa que prescinde incluso de las condiciones señaladas por el Tribunal Constitucional para que se la pueda considerar “constitucional”. Sin embargo, si ahora que incluso las comunidades del TIPNIS antes opuestas al censo ya lo aceptan, sería un contrasentido que otros ajenos a este problema mintieran, diciendo que son miembros de la nación yuracaré, chimán o trinitaria para apoyar a tales pueblos. Darían pie a que se anularan tales datos. El censo es un censo; no una encuesta de opinión política.
Mis otros dos puntos se refieren a los últimos toques del INE mismo. Esta boleta distingue correctamente entre vivienda y hogar (puede haber varios hogares dentro de una misma vivienda: tantos como unidades que cocinan, comen y gastan por separado). Por eso en cada vivienda deben llenarse boletas distintas para cada hogar cuando son varios, salvo para los datos generales de la vivienda común. El precenso ya ha debido precisar cuántos hogares tiene cada vivienda para distribuir las boletas. Pero la estructura de la boleta impresa no diferencia qué es lo común de cada vivienda, y qué es lo particular de cada hogar. Todo está junto en el capítulo B, sin precisar en qué pregunta empieza lo propio de cada hogar: ¿la 12?, ¿la 14? Esperemos que la capacitación aún en marcha de los empadronadores aclare bien este punto potencialmente confuso.
Tercero. Ya lamenté en otro artículo (LR 14-10-2012) que la parte inicial de la boleta no incluya, para cuando corresponda, la cuarta unidad territorial jurisdiccional reconocida por la CPE (arts. 269, 291), a saber, Territorio Indígena Originario Campesino (TIOC). En los años próximos, recursos y otros datos deberán desglosarse y asignarse a esos TIOC, que pueden cruzar municipios; y si ya son autonomía IOC, modificar sus límites. Para ello hay que prever que los datos censales ahora recogidos queden también registrados según cada TIOC. ¡Ojalá se pueda todavía gracias a la información precensal!
…¡Ofrezcan un vasito de agua a quienes lleguen a censarles!