Cambio climático
Bolivia, un país con poca industrialización, enfrenta el gran desafío de reducir su tasa de deforestación
Los diferentes países del mundo que forman parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) se reúnen cada año en la llamada Conferencia de las Partes (CP), con el objetivo de establecer e implementar estrategias y acuerdos que permitan estabilizar las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Bajo este contexto, el 26 de noviembre, en Doha (Catar), se inicia el 18 periodo de sesiones de la Conferencia de las Partes (CP) sobre cambio climático.
La concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera de la Tierra está directamente relacionada con la temperatura media mundial del planeta; es decir, el calentamiento mundial es provocado por un exceso de gases que retienen el calor. Estos gases son consecuencia del incremento de nuestras actividades humanas relacionadas principalmente con la industrialización, el uso de combustibles fósiles, la deforestación, ciertos métodos agrícolas y los vertederos de desechos. La página de información sobre la cumbre de Catar indica que “a medida que crecen las poblaciones y economías y aumentan los niveles de vida, también lo hace el nivel acumulativo de emisiones de gases de efecto invernadero”.
La temperatura media de la superficie de la Tierra ha subido 0,74 ºC desde finales del siglo XIX y se prevé que para 2100 habrá subido entre 1,8 ºC y 4 ºC o más si no se hace nada para impedirlo. En este contexto, la Conferencia de las Partes llega nuevamente con altas expectativas de avanzar hacia el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Sin duda alguna, los acuerdos internacionales son de alta relevancia para los impactos sobre el clima en el planeta. Sin embargo, no sólo se debe dejar esta problemática mundial a las políticas internacionales que se adopten sobre el tema, también es necesario que cada país (industrializado o no) pueda discutir y asumir responsabilidades sobre sus formas de desarrollo y niveles de consumo. Además, la sociedad civil debe adoptar medidas particulares que apoyen a este objetivo; al final de cuentas somos las personas las que demandamos recursos y nuestro comportamiento determina el mercado y los niveles de producción y consumo.
Bolivia, siendo un país con poca industrialización, tiene el gran desafío de reducir su tasa de deforestación. También, debido al relativo bajo número de habitantes y alta disponibilidad de recursos naturales, nuestro país está a tiempo de encarar una nueva forma de desarrollo y de demostrar que la responsabilidad ambiental y el bienestar humano pueden ir de la mano.