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Estado de la infancia

El martes, en ocasión del 23 aniversario de la Convención sobre los derechos del Niño, Unicef presentó su informe sobre el Estado Mundial de la Infancia para este 2012, poniendo énfasis en las condiciones en las que viven los niños y niñas de zonas urbanas. Mucho se ha avanzado, señala ese organismo de la ONU para la infancia; sin embargo, aún queda mucho por mejorar.

En efecto, el estudio concluye que, por ejemplo, se han logrado notables avances en la erradicación de la desnutrición infantil, fijada hace 22 años en los Objetivos del Milenio, gracias a una mayor producción y al envío de alimentos hacia los países más pobres, donde se ha reducido en un 41% la mortalidad infantil. No obstante, este problema aún afecta a 200 millones de niños en el mundo, y todavía 19 mil menores mueren cada día por causas evitables, un tercio de ellos (6.400) por hambre.

Además de la falta de alimentos, las principales causas de mortandad están relacionadas con la falta de atención médica y de limpieza. Según la OMS, la mayoría de los fallecimientos de menores de cinco años se deben a infecciones respiratorias, paludismo, malaria y diarreas; y generalmente los niños contraen estas enfermedades por la falta de saneamiento en el agua, la ingesta de alimentos en malas condiciones y el estado de insalubridad en el que viven.

El informe también sostiene que, en un mundo cada vez más globalizado y urbanizado, son muchos los que gozan de las ventajas que ofrece la vida urbana, como el acceso a una buena educación, a servicios médicos y a instalaciones recreativas. Sin embargo, son también muchos los menores que carecen de estos beneficios y de otros servicios esenciales como la electricidad, el agua potable y el alcantarillado; pese a tenerlos cerca. De igual manera, miles de niños y niñas se ven obligados a trabajar en condiciones de peligro y explotación, en lugar de asistir a la escuela.

Por último, el estudio advierte que los análisis y la recopilación estándar de datos no suelen reflejar la verdadera magnitud de estas carencias y penurias, porque los promedios estadísticos (en los cuales se basan las decisiones sobre la asignación de recursos) no hacen distinciones. Es decir que la riqueza de algunas personas oculta la pobreza de muchos otros; y estos sesgos impiden definir y eliminar efectivamente los obstáculos que atentan contra la inclusión de las personas menos favorecidas.

De allí la importancia de operativos como el censo de ayer, tanto más importantes por cuanto si se los realiza sin sesgos políticos ni sectoriales, de manera técnica y responsable, permiten recabar información esencial para garantizar que la planificación urbana, la prestación de servicios y las iniciativas orientadas a reducir la pobreza y las desigualdades satisfagan efectivamente las necesidades y prioridades de la niñez y de otros sectores vulnerables.