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Clase media emergente

Un reciente informe del Banco Mundial estableció que el crecimiento económico en América Latina, acompañado de políticas redistributivas del ingreso nacional, ha permitido un proceso emergente entre las clases medias de los países de la región (definidas como el segmento de la población que gana entre $us 10 a $us 50 al día), lo que les ha posibilitado salir de la pobreza.

La conclusión de este estudio deviene de un análisis que pone énfasis en el crecimiento económico y su impacto en el ingreso vía redistribución, empleando indicadores como el PIB per cápita. Sin embargo, cabe señalar que no se puede concluir que la inclusión de la población pobre a un estrato superior signifique necesariamente un cambio cualitativo y permanente en su calidad de vida. Para establecer que existe una clase media emergente en América Latina en general, y en Bolivia en particular, es necesario hacer consideraciones adicionales. Pues no basta una aproximación a partir del ingreso promedio y la forma de su asignación; también es relevante tomar en cuenta factores cualitativos asociados al desarrollo económico, social y cultural.

En el ámbito económico, lo óptimo es mejorar la capacidad de generar ingresos, incrementar el consumo interno y elevar el ahorro a partir de actividades formales en mercados consolidados, que absorban mano de obra cualificada, elevando los indicadores de productividad. Lo que no es deseable es hacerlo a través de políticas rentistas, que dependen de factores externos no controlables y volátiles.

Desde la perspectiva social, el acceso permanente (y a veces pagado) a servicios de calidad de salud, educación y seguridad provistos por el Estado (que son su obligación, dicho sea de paso), es otro factor de inserción en el segmento de clase media; lo que mejora la calidad de vida de las personas. Finalmente, desde el ámbito cultural (entendido como forma de vida) lo deseable es establecer una clase media que aproveche los tiempos de ocio para recuperar la fuerza laboral, integrándose con la comunidad y conviviendo en armonía con el medio ambiente.

Bolivia, a partir del Censo 2012, tiene la oportunidad de identificar e incluir factores cualitativos, para elaborar una línea de base y una medición más rigurosa de los resultados e impactos de las políticas públicas de largo plazo, que emprendan los gobernantes, con el propósito último de lograr una mayor inclusión social, orientada a una mayor calidad de vida para la población.

Todos estos elementos hacen que el proceso de inclusión hacia la clase media sea sostenible e integral, y no sólo un ejercicio sesgado de medición y distribución del ingreso. En este sentido, los “hacedores” de políticas de Estado tienen la responsabilidad de visionar y ejecutar tal inclusión. De lo contrario, se corre el riesgo de tener nuevamente una clase media empobrecida, excluida y frustrada.