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Pobreza

Se estima que en pleno siglo XXI, de los 7 mil millones de humanos que poblamos esta pequeña nave azul, verde y blanca, en la que más de la mitad de todos los científicos que han vivido en la historia de la humanidad están vivos y activos y con una riqueza global que alcanzaría para una vida plena y no destructiva de todos estos ciudadanos… existan casi 2 mil millones de pobres y mil millones que en términos prácticos no subsisten siquiera en términos humanos. La pobreza, especialmente en nuestro subcontinente, es la mayor epidemia que podamos imaginar.

¿Qué es esta endemia? a) En términos monetarios, es simplemente la incapacidad de generar cotidianamente suficiente riqueza para adquirir los bienes y servicios necesarios para una vida digna; en palabras sencillas, lo que ganamos o producimos no alcanza para comprar los objetos (vivienda, comida, vestido, etc.) y servicios (transporte, comunicaciones, información, etc.) que necesitamos.

b) En términos de infraestructura, los gobiernos que elegimos o nuestra sociedad organizada (tribu, empresa, etc.) no nos provee con servicios y elementos sociales suficientes (educación, salud, vías, seguridad, servicios públicos, opciones de vivienda). Quienes padecen la epidemia tienen muy pocas opciones de desarrollo para cambiar su situación; la cultura de la pobreza adormece resignadamente el impulso vital por superarla. Dentro del desencanto que produce una situación en la que la mitad de la población se encuentra reducida a la condición de pobreza, parece paradójicamente absurda la pregunta: ¿cómo superar esa pobreza? Vamos por partes:

a) ¿Cómo ganar y producir más? Por un lado, se requiere una educación relevante como la china, la finlandesa, la coreana o la japonesa, muy superior a la norteamericana o a la brasileña. Este debería ser el énfasis central de los Estados. La segunda dimensión del ingreso es el empleo, que se resuelve con inversión productiva privada dentro de reglas sociales estrictas; castrarla, como hace Venezuela, no es el camino, así parezca equitativa (ningún empleo estatal genera su propio salario creando riqueza diferente a la explotación de un monopolio).

b) La segunda dimensión de la pobreza depende de la inversión social consistente en escuelas, laboratorios, tecnología, hospitales, vías, vivienda, acueductos, energía, comunicaciones o arte (dimensiones nuevas). Hay mayor correlación estadística entre el incremento del PIB y la inversión social relevante que con la infraestructura o los bienes de capital.

¿Por qué los gobiernos no logran superar la pobreza? Porque dedican el 90% de su capacidad y su esfuerzo a garantizar su propia supervivencia y corrupción, en vez de concentrarla en dos tareas sencillas, curiosamente populares y que cambiarían el futuro en una sola generación como lo están haciendo China o Malasia.