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Lo bueno, lo malo y lo feo

Una evaluación similar al año pasado, por estas fechas, nos obliga a sintetizar lo más relevante en la gestión de 2012. Lo bueno, sería el desempeño de dos sectores productivos claves: hidrocarburos y agricultura, puesto que contribuyen al logro de la seguridad energética y alimentaria. El sector de hidrocarburos se estima que crezca en el 8,6%. El volumen de producción de gas natural, según YPFB Corporación, a noviembre de este año logró un récord con un aumento del 12% respecto a 2011. También aumentó la producción de hidrocarburos líquidos, por fin, en el 14% superando los niveles alcanzados en 2005. La comercialización de gas natural para el mercado interno y la exportación aumentó en volumen el 22%. El valor de las exportaciones de gas natural subió el 40%. En este año se iniciaron las plantas de separación de líquidos y se realizaron 80 mil nuevas instalaciones internas de gas domiciliario.

El sector agropecuario aumentaría su volumen de producción en más del 4% y la industria de alimentos en 5%. El valor de las exportaciones aumentó el 43%. En Santa Cruz, la producción agropecuaria subió el 21%, cerca de 13 millones de toneladas de productos agrícolas, un récord histórico, según la CAO. ¿Cuándo haremos como los cubanos y nos propondremos 15 o 20 millones de toneladas? Una batalla por la producción en lugar de la batalla con la oposición.

Lo malo, que lamentablemente resalta hacia afuera, son los hechos de corrupción y de mala gestión asociados a algunas empresas públicas, pero que ensucian al sector, en un modelo que pone elevado énfasis en la empresa estatal. Lenin, en un momento crítico del inicio de la construcción de la economía socialista, decía que más valía un técnico que un militante bolchevique y repetía que para controlar la corrupción había que poner detrás de un funcionario comunista otro militante y, detrás de él, otro más y así sucesivamente para que puedan controlarse. Y es que la burocracia estatal se vuelve independiente del Gobierno o del Estado, adquiere vida propia e independiente de las ideologías o las nacionalidades o las etnias. Y justamente para eso, primero, hay que delimitar y reducir el ámbito de acción de la empresa pública a lo estrictamente necesario o estratégico, como dice la Constitución y, segundo, establecer los mecanismos de control, evaluación y seguimiento.

Y lo feo, creo que todos sabemos, la desarticulación de la red social de extorsión en el área de la Justicia. Recientemente salió el ranking de países 2012 según un índice de percepción de corrupción, elaborado por Transparencia Internacional, y muestra que Bolivia había mejorado unos lugares y subido su índice de 2,8 a 3,4 ocupando un puesto de 105 entre 180 países Y el comentario fue que en la próxima revisión retrocederemos muchos puestos más, para alegría de algunos. Sin embargo, a parte que no creo en rankings de variables no medibles, el hecho de que salga a luz una red tan grande para mí es, metodológicamente, mejor que se muestre, se desarticule, se juzgue y se sancione. Un país no es menos corrupto si oculta o solapa la corrupción y no salen a flote esos delitos. Así, por ejemplo, Chile actualmente ocupa el puesto 20 con un índice de 7,2 y hace poco salió la noticia que su Ministro de Justicia renunció por un caso de corrupción.

Al final del año, cada uno se evalúa y hace propósitos de mejorar en 2013, igualmente deberíamos hacer para el país, el único que tenemos, evaluar su desempeño y desear que le vaya bien: que haya mayor producción, más trabajo, menos pobreza y desigualdad.