Hacerse al ruso
La patria chica siempre tiene prioridad e importa más que la patria que compartimos con los otros.

El Presidente de Rusia acaba de otorgarle por decreto la nacionalidad rusa al actor francés Gérard Depardieu, como una muestra de apoyo a la rabieta que este famoso personaje viene haciendo para evitar que se suban los impuestos de los millonarios franceses.
En Cuba se dice “hacerse al sueco” cuando se decide ignorar alguna situación evidente. Aquí en Bolivia decimos “yo, argentino” cuando deseamos deslindar responsabilidad sobre algo. A partir de ahora en Francia, en EEUU y también en Rusia seguramente se dirá “hacerse al ruso” para significar la actitud de desentenderse del destino colectivo, ignorar olímpicamente las necesidades de los otros y defender de forma descarada los propios intereses, utilizando para ello las herramientas más cínicas, desvergonzadas y espectaculares que encuentres.
Los bolivianos somos también expertos en hacernos a los rusos, aunque nuestras batallas sean nimias comparadas con la colosal lucha del actor francés, que una vez encarnó a Cristóbal Colón en una película sobre 1492. A nosotros tampoco nos importa el bienestar del colectivo cuando están en juego los intereses de nuestra región, de nuestro sindicato, de nuestra comunidad, de nuestro gremio. La patria chica, que toma las formas y colores más variados, siempre tiene prioridad e importa más que la patria que compartimos con los otros, aquellos que no necesariamente responden a nuestro partido, a nuestro himno o a nuestra forma de ver las circunstancias del momento.
Tan rusos somos que no se nos mueve un pelo cuando, para defender nuestras prebendas gremiales, nuestras ganancias personales, nuestros intereses de grupo, nuestro bienestar simbólico, ponemos en riesgo la vida de aquellos a quienes nos debemos (abril 2012: médicos y trabajadores en salud hacen huelga durante 48 días); destruimos la propiedad pública y la imagen misma de la institución que decimos defender (junio 2012: en violento motín, policías destruyen documentos de la división de investigación interna); asaltamos vetas, caminos, viviendas y decretos a punta de dinamitas y amenazas (septiembre 2012: mineros cooperativistas y asalariados se enfrentan por la veta Rosario en Colquiri); o echamos por la borda toda la lucha, el sacrificio y la esperanza de un proceso que no es hechura de un partido ni de un líder, sino patrimonio de todos los bolivianos (noviembre 2012: se desbarata red de extorsión que operaba desde el Órgano Judicial y varios ministerios).