Señor Reintsch, lamento muy de veras que esta misiva le vaya a parecer extemporánea; lo cierto es que no siempre se puede lo que se quiere, aunque usted haya demostrado que lo que se quiere siempre se puede.

Con esa salvedad, me permito hacerle un comentario tan sencillo como significante en lo particular. Resulta que, en el afán de elegir al Personaje del Año reciente-pasado, como tantas instituciones han hecho de ella una costumbre, me propuse simularlo en mi ambiente de hogar. Para serle sincero, conocíamos de antemano la tendencia; sin embargo, los argumentos de cada voto llamaron mi atención… (por ello) me he atrevido muy modestamente hacérselos conocer por si los precise en un momento de desazón, que espero ni se le asome.

Para comenzar, ningún voto fue para un político, un benefactor o un magnate famoso y grandilocuente; sino para un alma generosa que lo único que quería era sacar adelante a su institución, a pesar de las circunstancias. Otro voto sustentaba lo suyo, porque el elegido —decía— había luchado con heroísmo sencillo y callado en las adversidades. Y un tercer argumento estuvo referido a su esfuerzo por hacer que los jugadores no tengan otra preocupación que no sea la meramente deportiva.

De modo que, no habiendo objeción alguna, la elección la ganó usted, y con ella la máxima distinción como Personaje del Año 2012, cuyo premio “simbólico” nace en el corazón y está grabado con una indeleble muestra de gratitud y lealtad por haber hecho realidad uno de los mayores sueños del Tigre: el tricampeonato.

La reunión familiar, asimismo, tuvo conceptos bastante elogiosos para el director técnico Eduardo Villegas, sin cuya solvencia profesional no habría sido posible ningún logro. Sus méritos han sobrepasado cualquier requerimiento de algunos dirigentes federativos que, siempre que pueden, soslayan a los “nuestros”.

No fueron menos los reconocimientos para el “emblema” Pablo Escobar, quien con su ejemplo fue labrando día a día un ambiente solidario en el plantel, hasta consolidarlo con una nueva identidad, muy bien asimilada por los Chumacero, Nelvin, Sacha, Vaca…

Y hoy día, señor Reintsch, que comienza otra temporada de la Liga, le auguro nuevos éxitos y hago votos por que ni las glorias ni las vicisitudes resquebrajen el aplomo y la humildad con los que ha sabido dirigir y dirigirse a sí mismo. ¿Refuerzos?, sin comentario, porque usted sí que sabe “cómo” se maneja esta empresa antes que con “cuánto”.

Reciba un saludo cordial y hasta pronto.