Los otros invisibles
Mientras haya compradores, habrá a la venta artículos de contrabando o que estén prohibidos
Los tiempos que vivimos han permitido que los eternos invisibles (los indígenas, las mujeres, los ancianos y los jóvenes) salgan a la luz cada vez con mayor fuerza. Pero también han posibilitado que se descubra a otros invisibles. A sectores que manejan mucho dinero y que acaparan una parte muy importante de la economía informal.
Son, por ejemplo, las grandes mafias de chuteros que durante mucho tiempo ganaron millones de dólares vendiendo casi chatarra sin pagar impuestos. Lo son también los grandes acaparadores de alimentos, que en el pasado compraban grandes cantidades de arroz y de azúcar y luego imponían los precios que querían.
Entre las características de estos nuevos ricos invisibles está la ilegalidad y su capacidad para corromper a policías y aduaneros. Pero también un gran dinamismo, gran conocimiento del mercado e importante organización para mover toneladas de mercadería, muchas veces por caminos secundarios. Pero, además, cuentan con la complicidad de buena parte de la sociedad, que vela por sus intereses antes que por los nacionales.
El Gobierno ha logrado cortar, en gran medida, el ingreso de los autos chutos; y con la creación de Emapa se tiene control sobre los comestibles de primera necesidad. La pregunta es ¿dónde han ido los capitales, decenas de millones de dólares, que ahora no pueden ser invertidos en la especulación ni de vehículos ni de alimentos?
Una buena parte debe estar en el contrabando, pues la mejora en las condiciones materiales de la gente hace que puedan adquirir muchos más artículos. Y las ferias del Barrio Lindo, la Uyustus y la Cancha están plagadas de artículos argentinos y chinos.
Una buena parte también debe estar en la ropa usada, que lejos de haber desaparecido sigue floreciendo en la Feria 16 de Julio, de El Alto, y en otras partes. Al punto que dos equipos de la Liga Profesional del Fútbol Boliviano son dirigidos por empresarios de la “prendería usada”.
Y en la economía manda el mercado. Mientras haya compradores, habrá a la venta artículos de contrabando o bienes cuya importación está prohibida. Habría pues que iniciar una cruzada nacional para tomar conciencia de lo dañino que es para la economía de todo el país el ser cómplices de la informalidad. Formalizar la economía, emitir factura, exigir factura, acabar con el contrabando, éstas son asignaturas pendientes no sólo del Gobierno sino de toda la sociedad boliviana.