Todos hemos visto que los profesionales, a medida que las diversas áreas del saber se van ampliando, necesitan adquirir conocimientos más específicos, y por tanto, más reducidos y concretos. Lo que hace que ejerzan su profesión en campos cada vez más limitados. Esta necesidad ha hecho que las universidades ofrezcan nuevas profesiones, cada vez más específicas y brinden más diplomados, maestrías, doctorados y posdoctorados.

Esto no es un fenómeno actual, por lo menos no en otros países. Dos siglos atrás, Karl Marx, al abordar los graves daños que estaba causando la especialización efectiva entre las distintas disciplinas, retrató muy bien el mundo de la investigación científica, al decir que los especialistas cada vez sabían más de menos hasta que lo sabían todo de nada.

La complejidad del problema ha hecho que universidades del mundo anglosajón brinden cursos de capacitación en los que se condensa varias ramas del saber. La idea es incentivar la creatividad para llegar más lejos, empujando los límites que los profesionales afrontamos. Uno de estos cursos es el Coaching.

Todos deberíamos advertir la necesidad que hay en la sociedad boliviana de contar con expertos capaces de resolver problemas sintetizando conocimientos diversos que no pertenezcan a un área específica. Como abogado acepto este reto, y es que no puedo negar la importancia que tiene por ejemplo la Economía en el análisis y la aplicación de las normas jurídicas. También sé que las normas no sólo deben considerar la dogmática jurídica, que en nuestro sistema ha evolucionado desde la antigua Roma. Éstas deben necesariamente considerar aspectos técnicos ajenos al Derecho.

La Genética, por dar otro ejemplo, estudia estructuras que aunque son pequeñas resultan ser gigantescas si se las compara con las partículas atómicas y subatómicas. Sin embargo, los genetistas no toman en cuenta la importancia del entrelazamiento cuántico. No hay que perder de vista que los cromosomas están hechos de átomos, éstos de partículas elementales y éstas a su vez de súper cuerdas.

La Biología se complementa con estudios físicos y químicos. Se sabe que la fotosíntesis sucede gracias a fenómenos cuánticos, que le permiten a la planta convertir en energía el 98% de la luz que le alcanza. Modernamente se estudian la magnetorrecepción, que permite a las vacas, a algunas especies de aves y de mariposas ubicarse percibiendo los campos magnéticos de la Tierra. 

La Química es por definición una ciencia multidisciplinaria, sus postulados y   teorías se sustentan en la Física, la Geología, la Astronomía, etc. Lo mismo debería suceder con la Economía, la Sociología y la Psicología, que a través de sus teorías y leyes creen haber establecido un marco teórico que predice el comportamiento humano. Ninguna de ellas considera a la mecánica cuántica para explicar sus márgenes de error. Pocos especialistas saben que una parte del comportamiento humano es notoriamente inexplicable, debido a que la consciencia depende de la imprevisibilidad de las partículas atómicas que componen el cerebro.

Como se ve, todo el conocimiento está entrelazado. No hay rama del saber que pueda explicarse a través de sus propios preceptos, pues éstos no son suficientemente expresivos, ni consistentes, ni completos. Si los postulados de una ciencia no se contradicen entre sí, entonces inevitablemente aparecerán enunciados que no pueden probarse ni refutarse, de ahí la necesidad de recurrir a otras ciencias.

Habiendo yo cursado un diplomado, una maestría y un doctorado no puedo desmerecer la importancia que tiene una especialización, pero tampoco puedo negar que un experto requiere de conocimientos generales en muchas áreas.

Es abogado, con maestría en Derecho Económico  y doctorado en Sistema Jurídico Romanístico, en Italia.