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Fondo Proleche

En 2012, el Gobierno recaudó Bs 23 millones para el Fondo Proleche, programa concebido para promover el consumo de productos lácteos entre la población. Los aportes vinieron de un impuesto adicional a las empresas que comercializan cerveza y a las que importan bebidas alcohólicas. Para este año, se espera que la recaudación del fondo se duplique.

No cabe duda de la importancia de promover la ingesta de leche en el país, especialmente entre los niños. Sobre todo si se toma en cuenta las virtudes nutritivas de este alimento y de sus derivados; los elevados índices de desnutrición infantil a nivel nacional (ocho de cada diez niños menores de dos años padecen anemia, según la última Encuesta Nacional de Nutrición, realizada en 2007 por la OPS); y su bajo consumo en relación a otras naciones de la región (en Bolivia una persona toma en promedio 30 litros de leche cada año, mientras que en Uruguay, 242).

Tampoco hay mayor discusión en que parte de las utilidades que devienen de las bebidas alcohólicas se destine al propósito antes señalado, habida cuenta de su elevado consumo en el país (40 litros de cerveza per cápita al año), y las externalidades que estas prácticas generan, como accidentes de tránsito, violencia intrafamiliar y el deterioro de la salud de jóvenes y adultos. El meollo del asunto está, naturalmente, en cómo se deberían manejar y distribuir estos recursos. De más está decir que la mejor manera de alcanzar una gestión honesta y eficiente es a través de instituciones estatales responsables que, periódicamente, publiquen información clara, precisa y oportuna.

En cuanto a la distribución de los impuestos recaudados en 2012, según explicó el director de la agencia estatal responsable de gestionar el Fondo Proleche, más del 80% (Bs 19 millones) se transfirió a los productores, quienes recibieron un plus adicional al precio original de Bs 0,40 por cada litro de leche que vendieron. Con esta medida, siempre según la misma fuente, se logró beneficiar a cerca de 12.500 familias dedicadas a este rubro, unas 60 mil personas, sin afectar el precio final que llega hasta los consumidores. El resto (Bs 4 millones) se utilizó para incentivar el consumo de leche en la población, a través de campañas y proyectos de fortalecimiento.

Ahora bien, como antes se mencionó, sería pertinente generar datos que evalúen si la ingesta de lácteos efectivamente se incrementó gracias a estos programas; pero también para saber qué es lo que se está haciendo bien y qué necesita ser mejorado.

Por otro lado, el Gobierno debería evaluar la pertinencia de prolongar este plus a los productores por largos periodos de tiempo. Esto sobre todo porque los subsidios pueden generar desincentivos para que las empresas familiares encuentren formas de satisfacer a los consumidores de manera rentable.