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Esas denuncias

Como parte de su activa campaña contra el Gobierno y, en especial, contra el presidente Morales, la diputada opositora Norma Piérola presentó una curiosa demanda ante la Corte Penal Internacional de La Haya. En dicha acción culpa al Primer Mandatario, según ella misma informa, de “desapariciones, muertes y sistemática violación de los derechos humanos”. La demanda ha sido recibida, pero no admitida.

Lo que más llama la atención de esta faena de la diputada es su visión sobre el país. Es evidente que la Bolivia de Piérola, tanto en su cabeza como en sus deposiciones, es una Bolivia que está, por decir lo menos, al borde del genocidio y la guerra. Esa temeraria perspectiva es compartida por algunos voceros de la oposición que, desde hace siete años, confunden la realidad con su frustración y malos deseos. 

En respuesta a la demanda, el Embajador de Bolivia en Holanda dijo que tiene “un móvil político”, lo cual resulta obvio. Por su parte, la presidenta de la Cámara de Diputados calificó la acción como “traición a la patria”.  No es para tanto. Lo que hace Piérola, en el país, en todos sus viajes, es algo más simple: agitar el discurso del “régimen totalitario” en procura de un futuro beneficio electoral para ella y los suyos.