Mar para Bolivia, legítimo reclamo
Las declaraciones de Humala reafirman, enfáticamente, el apoyo de Perú a la causa boliviana.
El presidente Ollanta Humala emitió recientemente una declaración a propósito del permanente reclamo boliviano para recuperar una salida soberana al océano Pacífico. “El reclamo es legítimo y justo”, afirmó el mandatario y reiteró la disposición del Perú de apoyar la demanda boliviana.
No es la primera vez que el mandatario Humala apoya sin ambages la demanda del país. El 10 de junio de 2011, antes de tomar posesión como jefe de Estado dijo a la cadena CNN: “Nosotros cooperaremos en esta posición boliviana, no seremos un obstáculo porque comprendemos que están pidiendo una salida por Arica”. Antes, el expresidente Alan García había declarado en varias oportunidades que el Perú “no sería un obstáculo” para la salida boliviana al Pacífico, en tácita referencia al Protocolo Complementario al Tratado de Lima de 1929 que suscribieron Chile y Perú, y que obliga a los suscribientes a efectuar consultas para una eventual cesión territorial a un tercer país.
Dicho protocolo estipula que “los gobiernos de Chile y del Perú no podrán, sin previo acuerdo entre ellos, ceder a una tercera potencia la totalidad o parte de los territorios que, en conformidad al Tratado de esta misma fecha, quedan bajo sus respectivas soberanías”. La “tercera potencia” no es otra que Bolivia.
Las recientes afirmaciones del gobernante peruano se producen en un contexto muy particular. Mientras el presidente Evo Morales aprovecha todo escenario multilateral para amplificar el reclamo por un acceso soberano al mar del que Bolivia fue privada por un acto agresivo (en 1879), que desconoció tratados entonces vigentes; el Gobierno de Chile responde que se debe respetar el Tratado de 1904 y que no tiene temas pendientes con Bolivia.
Sin embargo, fue el propio presidente Piñera quien remarcó en una entrevista concedida al matutino La Tercera, publicada el 2 de febrero, que su gobierno “ha ofrecido a Bolivia otorgarle autonomía en un enclave territorial en la zona fronteriza, donde ellos puedan desarrollar un puerto”, indicando que “esto tiene que ser al norte de Arica, pero sin soberanía” y agregando que el ofrecimiento está relacionado con la resolución del litigio sobre delimitación marítima que mantienen Perú y Chile en la Corte de La Haya. Fue esta declaración la que gatilló la contundente frase del Mandatario del Perú, en sentido que el reclamo boliviano es justo y, además, legítimo.
El núcleo de esta cuestión estriba precisamente en el Tratado de 1929, que puso fin al debate sobre el destino de Tacna y Arica (hasta entonces provincias peruanas bajo posesión chilena), pasando Tacna a soberanía peruana y Arica a soberanía chilena, pero sin resolver el acceso soberano de Bolivia al Pacífico. Por eso que, ante la eventualidad de solucionarlo más adelante, ambos países incorporaron al Protocolo Complementario el párrafo citado, con lo que, lejos de haberse cerrado la demanda boliviana, se la dejó abierta a una futura cesión territorial por parte de Chile a favor de Bolivia sujeta a consulta con el Perú.
De ahí el gran valor que encierran ambas declaraciones. La del Jefe de Estado peruano, porque reafirma (más enfáticamente que nunca) el apoyo del Perú a la causa boliviana, a la que le otorga una fuerza mayor en categoría de demanda ajustada al derecho, al calificarla de legítima. Mientras que la declaración del Presidente chileno adquiere el carácter de confesión espontánea, que se suma a las emitidas por varios mandatarios de Chile a lo largo de la historia y que explícitamente reconocieron y ratificaron la existencia de una cuestión pendiente entre Chile y Bolivia (la situación de enclaustramiento que vive nuestro país desde la Guerra de 1879), y que merece una pronta solución en el marco del Derecho Internacional.