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2025

Empezó como una búsqueda en la “cumbre social” de finales de 2011, cuando los conflictos desatados por el gasolinazo y el TIPNIS acorralaron al Gobierno. Entonces reinaba la perplejidad más que cierta impotencia en las filas del Gobierno. Esa búsqueda oficialista se tradujo en la elaboración de una larga lista de 100 leyes, a la usanza de los pliegos petitorios del sindicalismo cobista. La novedad fue la participación de algunos sectores sociales que no eran parte de la base electoral del MAS. Otra novedad fue la ausencia del movimiento indígena, como un prolegómeno a la ruptura de varias organizaciones de tierras bajas con el partido de gobierno. Pero fue el inicio de una búsqueda, una pesquisa que mostraba la necesidad de ir definiendo la orientación del proyecto de Estado Plurinacional en sus distintas facetas, sobre la base de una matriz Estado-céntrica que ponía al Estado —sin adjetivos— en el centro de la escena.

Más adelante, durante el año pasado, el Presidente del Estado formuló un par de veces una iniciativa preliminar de agenda de desarrollo con la mirada puesta en 2025. No era poca cosa en estos lares que son el reino de lo efímero y urgente. En su informe de gestión de gobierno, en coincidencia con el tercer aniversario del Estado Plurinacional, Evo Morales cristalizó esta idea en la presentación de la Agenda Patriótica 2025,  compuesta por “13 Pilares”, entre los que sobresalen la erradicación de la extrema pobreza, la universalización de los servicios básicos y la soberanía alimentaria. Algunos pilares son novedosos para la mirada convencional de la planificación gubernamental, como por ejemplo la formación integral con salud, educación y deporte; o la más inquietante convocatoria al “Disfrute y felicidad plena de fiestas y el medio ambiente”.

No se puede estar en desacuerdo con estos pilares, porque me recuerdan algunas elucubraciones de los filósofos griegos que distinguían entre gimnasia y cosmética para rescatar aquello que hace bien al cuerpo por buena salud… y no por disimulo o disfraz. Eso suena a Vivir Bien, ¿no? Esta palabra —que remplaza a la noción de desarrollo de antaño—  se repite varias veces en los 13 pilares, junto con “soberanía”, que se refiere a lo científico y tecnológico; lo comunitario financiero; lo productivo; los recursos naturales y lo ambiental, en tensa convivencia con la industrialización. Otro pilar apela a la transparencia en la gestión pública; y el último pilar augura un “reencuentro soberano con el mar”. Para que no queden dudas acerca del carácter patriótico de la agenda.

En otras palabras, el MAS plantea un programa estratégico que,  al margen de ordenar el debate preelectoral con miras a los comicios de diciembre de 2014, define el sentido de la gestión gubernamental, porque su calidad se mide —o se medirá— por el logro de resultados. Y ese logro depende de un interesante giro en la conducción gubernamental, puesto que temas de pobreza, servicios básicos y alimentación son objetivos cuya consecución exige un mayor y mejor desempeño de las entidades gubernamentales y, particularmente, exige un impulso a las autonomías territoriales.

Es decir, el MAS debe promover la descentralización política que minimizó durante siete años, porque el logro de objetivos de los pilares más importantes de la Agenda Patriótica depende del desempeño de los gobiernos subnacionales, porque así lo determinan las competencias de los gobiernos departamentales, y en menor medida, de los gobiernos municipales. ¿Paradoja o consecuencia lógica? Es una pregunta que no interesa responder. Lo que interesa destacar es que ese horizonte programático tiene como referente el Bicentenario del nacimiento de la República, pese a la retórica refundacional que quiso establecer una relación antitética entre República y Estado Plurinacional. Es decir, el proyecto masista apuesta a la continuidad histórica de la comunidad política forjada en 1825 y a la profundización del “proceso de cambio”, a través de la descentralización política para resolver los rezagos históricos de desigualdad social. Es otra muestra de un nítido avance hacia el centro: la razón de las victorias del MAS, el estilo político de Evo Morales.