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Reelecciones sucesivas

Los periodistas gráficos, sobre todo fotógrafos, caricaturistas y otros del mismo gremio, suelen repetir aquello de que “una imagen vale más que mil palabras”. Pues algo así venía a decir, en primera plana, un prestigioso matutino que así abría la portada: “Evo pide a cocaleros que elijan candidato para la Presidencia”.

¡Pero hombre, si a Don Evo no necesitan pedírselo, pues ya tiene amarrados a los votantes cocaleros bajo la batuta de su jefatura, que se extiende desde los sindicatos del Chapare a cuantos quieran adherirse a tan ventajosa afiliación!  No se necesita ser un superdotado para entender que lo que quiso decir el periódico era esto otro: “Evo pide a cocaleros que lo elijan a él como candidato a la tercera Presidencia” delEstado Multinacional, Comunitario y Socialista en las elecciones de 2014.

Más claro todavía: reelección sucesiva por tercera vez, y las que vengan. Así nos pintan a un Evo Morales ad infinitum. No hay oposición que pueda competir.

Las declaraciones de Morales van a la par con el retorno del presidente venezolano, Hugo Chávez, a su patria. Triste retorno que no significa el restablecimiento de su grave estado de salud. Veremos cómo se las arregla para seguir gobernando a su manera.
Asimismo, la declaración electoralista de Don Evo que hemos citado corre pareja con la victoria electoral del presidente ecuatoriano, Rafael Correa, por segunda vez consecutiva.  Como se ve en el panorama ultraelectoralista, todos juegan a eternizarse en el mando supremo y autoritario.
Esto supuesto, hay que reconocerle a Hugo Chávez el mérito de haber disparado el pistoletazo de la carrera “reeleccionista”. De esta manera se va alargando la cola del lagarto bolivariano, que nos deja el legado infeccioso del personalismo autoritario llamado Socialismo del Siglo XXI.

Encuadrado en este lienzo, nos anuncian un referéndum para elegir a Evo como candidato a su tercera presidencia. Referéndum que, obviamente, está ganado de antemano a fuerza de regalos de canchas de pasto sintético y otros generosos y desinteresados donecillos. Al menos así lo vaticinan las previsoras agencias de sondeos de opinión.

De tal modo que puede hablarse figurativamente de la cuadriga arrastrada por Chávez —el menos brioso de los corceles—, Morales y Correa. A modo de reserva hípica renquea el jamelgo nicaragüense de Daniel Ortega.

Bueno pues, no nos queda otro remedio que esperar con paciencia fatalista la respuesta de los cocaleros del Chapare y ramas anexas.