Prohibido estacionar
La medida busca mejorar el flujo vehicular y la calidad de vida de los paceños.

Desde marzo entra en vigencia un reglamento municipal que restringe el estacionamiento de automóviles en el centro de la ciudad de La Paz. La medida, sin duda necesaria, busca mejorar el flujo vehicular y la calidad de vida de los paceños. Sin embargo, no será fácil de implementar, pues previsiblemente encontrará un fuerte rechazo entre varios sectores de la población.
Propios y extraños coinciden en que transitar por el centro de la urbe paceña, en días de semana, se ha convertido en una verdadera proeza, que atenta contra la salud y el tiempo de los ciudadanos, obligados a moverse en medio de la presión de las aglomeraciones, los tropiezos de la circulación, el martilleo de los ruidos y la estridencia de los conflictos.
Es justo reconocer que el Gobierno Municipal ha tratado de ponerle el cascabel a este gato de mil cabezas, con programas educativos como las cebras, y medidas concretas como la restricción vehicular. Ahora, el Reglamento Municipal de Paradas Momentáneas, Estacionamientos y Restricciones de Tránsito, cuya implementación está prevista para el próximo mes, intentará combatir el uso de las vías públicas como parqueos, una de las principales causas de la aglomeración.
Como antes se dijo, esta batalla no se perfila sencilla, pues son muchos los conductores que se sienten dueños de las calles y avenidas. Comenzando por los choferes del transporte público, que recogen y dejan pasajeros a su antojo o a gusto del cliente; pasando por personas particulares que estacionan sus automóviles donde se les viene en gana, incluso en doble vía; por instituciones y comercios que arbitrariamente “reservan” la vía pública para su propio beneficio; hasta las propias autoridades, que entienden su investidura como una prerrogativa (y el hecho de que sus vehículos están a nombre del Estado) para pasarse las normas de tránsito por las narices.
En este sentido, para ser exitosa, esta iniciativa requiere del concurso y el beneplácito de la Unidad Operativa de Tránsito, pese a que el reglamento de marras le otorga a la Alcaldía la facultad para sancionar y hacer cumplir esta normativa. Pero también necesita de alternativas para que los conductores puedan estacionar sus vehículos en áreas relativamente cercanas a sus lugares de destino. Es decir, toda una red de parqueos dentro y fuera del área de la restricción vehicular, que es donde rige la prohibición. Cosa que en la actualidad no existe.
Y por si esto fuera poco, hace falta también —y sobre todo— que la población comprenda que, para su propio beneficio y del resto, debe someterse a la normativa; es decir, respetar y distinguir dónde terminan sus derechos y dónde comienzan sus obligaciones. Una verdadera revolución mental que parece casi imposible de alcanzar, pero que de todas maneras urge encarar.