‘Cántele Grândola’
El rescate decidido por la Troika llegó con políticas devastadoras para la población.
Que se lixe a Troika” (Que se joda la Troika, en portugués) es el principal movimiento de indignadas e indignados en Portugal. Como su nombre indica, el grupo ha definido su identidad y lucha contra las políticas de austeridad impuestas en ese país, entre otros del sur de Europa, por la indolente Troika (conformada por el Fondo Monetario Internacional, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo). “Queremos nuestras vidas”, clama el movimiento para dar cuenta de que la crisis (y el Gobierno, la banca, el 1%) se las están arrebatando.
El pasado 15 de septiembre (15S), este movimiento ciudadano, todavía emergente, organizó una de las mayores movilizaciones en la historia reciente de Portugal. Se calcula que ese día, más de medio millón de personas tomaron la calle. La convocatoria fue realizada principalmente por internet y contó con amplia cobertura mediática. Era una convocatoria abierta, sin filiación partidaria, dirigida a todas las personas, colectivos, movimientos, ONG, sindicatos e incluso organizaciones políticas. “Nos dividieron para oprimirnos. Juntémonos para liberarnos”, decían.
La movilización llegaba una se-mana después de que el primer ministro, Pedro Passos Coelho, disciplinado ejecutor de los mandatos de la Troika, anunciara en su mensaje a la nación que había decidido aumentar la contribución de los trabajadores a la seguridad social y reducir en igual proporción el aporte de las empresas. Tras la manifestación del 15S, contra todo pronóstico y evidencia, el Gobierno tuvo que dar marcha atrás en su medida. Primera victoria.
¿Qué une al movimiento: “Que se lixe a Troika”? La convicción de que es necesario hacer algo contra la sumisión y la resignación, contra la muerte de la voluntad colectiva. Aseguran que el rescate decidido por la Troika llegó con políticas devastadoras que implican el aumento del desempleo, la precariedad, la pobreza y las desigualdades sociales, además de la privatización de todos los servicios públicos. “Contra la inevitabi-lidad de esta muerte impuesta y anunciada es necesario hacer algo extraordinario”, aseguran con la certeza de que en las calles se decide el presente y el futuro.
Con esa convicción, el movimiento ha convocado a una nueva protesta para el 2 de marzo (2M). La consigna de este llamamiento está cargada de historia: “El pueblo es quien más ordena”. Esta expresión es parte de una canción emblemática para las y los portugueses: Grândola, Vila Morena, del apreciado José (Zeca) Afonso. Con esa canción como contraseña se inició en abril de 1974 la Revolución de los Claveles, que dio fin con la dictadura. Y esa canción ha vuelto a primer plano estos días porque cantarla se ha convertido la principal interpelación de las y los indignados portugueses.
La iniciativa es clara y está en plena ejecución: “cada vez que un portugués encuentre a un ministro, un secretario de Estado o a un banquero en la calle, cántele Grândola”. El estreno de tal iniciativa no podía ser mejor: hace una semana, cuando el primer ministro, Passos Coelho, iniciaba su informe en el Parlamento, varios activistas del movimiento se pararon inesperadamente en la tribuna para cantar: “Tierra de fraternidad / Grândola, Vila Morena / en cada rostro igualdad / el pueblo es quien más ordena”. El discurso tuvo que interrumpirse hasta que terminó la canción que hoy, como en el 74, es emblema de la democracia.
Luego vino el turno de un mi-nistro que en medio de un debate fue interrumpido cuando parte de la platea se puso de pie para entonar con ímpetu la canción de Zeca Afonso. Y se anuncia que continuará con otras autoridades del Gobierno conservador y de la banca hasta la manifestación del 2 de marzo. Ese día se escuchará Grândola, Vila Morena en muchas calles de Portugal tomadas por la indignación. No se estará iniciando una nueva Revolución de los Claveles, cierto, pero al menos su espíritu estará presente, tierra de fraternidad.