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Valores que compartimos en Bolivia

En esta ocasión, deseo comenzar mi columna con una pregunta: ¿Cuáles son los valores nacionales más anclados, promovidos y sobre todo, los más compartidos en nuestra querida Bolivia? Al respecto, en los artículos 8, 9 y 10 de la nueva Constitución Política, se definen explícitamente los principios, valores y fines del Estado. Al menos en la CPE tenemos un punto de arranque para anclar nuestros valores. A pesar de ello, queda aún un largo camino para lograr identificar cuáles son los más compartidos, los más internalizados y aquellos que nos permiten ser optimistas sobre una visión conjunta de país, independientemente de nuestra diversidad étnica, religiosa y geográfica.

Cómo respondería amable lector a las siguientes dos preguntas: ¿Cuáles cree usted que son los principales valores y principios compartidos en Bolivia?, y ¿cuáles son los valores y principios que todavía no compartimos? Probablemente tengamos muchas respuestas para la segunda pregunta, pero no muchas para la primera.

Mi inquietud con este tema se relaciona con una revisión de las razones que explican por qué los llamados Tigres del Asia (Hong Kong, Singapur, Corea del Sur y Taiwán) han alcanzado mayores niveles de desarrollo y crecimiento. Por mi área de trabajo y experiencia, mis hipótesis apuntaban a temas de ventajas comparativas, competitividad, políticas económicas consistentes, educación, promoción de exportaciones, atracción de inversiones, estabilidad política, entre muchas otras. Obviamente, como muchas cosas en la vida, la respuesta depende de la interacción de muchos factores. Sin embargo, hay un factor diferente que explicaría este nivel de crecimiento, y es que algunos de estos países, además de promover temas económicos, han llevado a cabo acciones específicas para definir e internalizar valores compartidos nacionales.

Ése es el caso de Singapur, país que entre 1988 y 1991, bajo el liderazgo del entonces primer ministro Goh Chok Tong, decidió llevar a cabo una iniciativa nacional y participativa, para la identificación de los cinco valores nacionales compartidos, como mecanismo de construcción de una identidad nacional. El caso de Singapur también es interesante porque en 1963, cuando se independiza del Reino Unido, su estructura era multicultural y multiétnica, con poblaciones de China, Malasia, India y una buena parte de los llamados Peranakans, poblaciones locales de clase media, con ascendencia china. Es decir, para Singapur estaba clara la necesidad de construir una visión compartida y una identidad nacional, que entre otras cosas han convertido a este país en una de las economías más competitivas y abiertas del mundo, y al mismo tiempo con los índices más bajos de corrupción.

La historia muestra que hay interesantes lecciones para Bolivia, con algunas similitudes, a pesar de los diferentes y particulares contextos. Por supuesto que aún tenemos mucho camino por recorrer en el proceso de construcción de una visión compartida para los 10.4 millones de bolivianos, que nos permita sentar las bases de nuestro desarrollo económico y social. De la experiencia de Singapur, se demuestra que así como es importante promover reformas económicas para el crecimiento y la inclusión, es de igual relevancia promover acciones para lograr una cohesión, visión compartida e identidad nacional; siendo aún más importante para Bolivia, por su historia y por su actual coyuntura.