Prisión electrónica
El control de reos a través de medios electrónicos es más humano y beneficioso para la sociedad
El problema más difícil y peligroso que atraviesa actualmente el sistema penitenciario es el hacinamiento, por nuestra escasa infraestructura carcelaria, y el incremento constante de la población carcelaria. Según estadísticas de la ONU, el aumento de presos es un fenómeno mundial, imparable y constante, por lo que, la solución ya no está simplemente en construir o ampliar las cárceles, sino en encontrar soluciones tecnológicas innovadoras y de reinserción social efectivas.
En 2006 teníamos 8.000 presos, actualmente tenemos 14.000 y este número seguirá en aumento. ¿Cuál la solución? A mi parecer, la más efectiva, económica, rápida y ventajosa es la prisión electrónica, o sea, el control telemático de presos a través de manillas y tobilleras electrónicas; sistema que ha sido adoptado hace tiempo en países de Europa y América con gran éxito. ¿En qué consiste este sistema? En colocar una manilla o una tobillera electrónica al preso y controlar, desde un centro de monitoreo, su ubicación exacta y todos sus desplazamientos. Actualmente un modelo parecido está siendo implementado en Bolivia para el control del transporte público interdepartamental, llamado Sismove–GPS.
Las manillas electrónicas, por su precisión y total efectividad para conocer la ubicación exacta del preso, pueden ser aplicadas tanto a condenados como a imputados, con lo que, por ejemplo, la detención domiciliaria ya no será una burla, como ocurre actualmente, sino una medida cautelar efectiva; y para los condenados, el cumplimiento efectivo de las reglas impuestas por el juez o tribunal.
¿Cuáles son las ventajas de este sistema? Un ahorro considerable para el Estado, que se librará de grandes gastos que actualmente invierte en la seguridad y alimentación de los presos y en el mantenimiento de los penales. Para la sociedad, significará la seguridad en el control efectivo de los imputados con alternativas a la detención preventiva; y para los condenados, la posibilidad de fomentar su autocontrol, vivir junto a sus familias, mantenerse en su fuente laboral y evitar el contagio criminal de las cárceles. Además, es más fácil conseguir el ideal de la reinserción social teniendo al preso en compañía de su familia, junto a la sociedad, que teniéndolo aislado en la cárcel.
¿A qué presos se debe aplicar este control? A todos los reos que se encuentren en el período de prueba, del sistema progresivo, y que hayan demostrado buena conducta durante su detención y tendencia favorable a la reinserción social. ¿A quiénes no debe beneficiar este control? A los violadores y asesinos, así como a los condenados por delitos que no permiten indulto, quienes deben cumplir sus condenas en la cárcel.
¿Cuál el precio de una manilla o tobillera electrónica? Entre 200 y 300 dólares. ¿Quién debe estar a cargo del centro de control o monitoreo? La Dirección Nacional de Seguridad Penitenciaria, dependiente de la Dirección General de Régimen Penitenciario, que debe tener oficinas en todos los departamentos del país. ¿Quién debe pagar el costo de estos servicios? Los gobiernos departamentales, conforme el régimen autonómico establecido en la Constitución Política.
¿En qué países se aplica este sistema? Principalmente en Inglaterra, EEUU, Australia, Nueva Zelanda, Colombia, Ecuador, Brasil y actualmente se está implementando en Argentina y Uruguay. Si actualmente Bolivia utiliza el control electrónico para rastrear buses, ¿cómo no aplicar esta tecnología al sistema penitenciario?
Consideramos que el control de imputados y condenados, a través de medios electrónicos, es más humano y beneficioso para la sociedad y, en consecuencia, es parte de una política criminal favorable a los derechos humanos.