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El nombre de la crisis ahora es Chipre

Con los bancos cerrados desde hace dos semanas, la gente protestando en las calles y la confiscación de una parte de los depósitos superiores a los € 100.000, ahora es Chipre el escenario de un nuevo episodio de la crisis financiera de la zona del euro, a la vez que esa pequeña economía se convierte en el lugar experimental para cambiar la política de rescates del sector bancario.

Chipre ha sido uno de los paraísos fiscales de más reciente creación, debido al establecimiento de un régimen de impuestos altamente ventajoso, elevadas tasas pasivas de interés y un esquema de regulaciones bancarias que no averigua mayormente por el origen de los fondos, lo cual condujo a que los bancos chipriotas alcanzaran alrededor de € 67 mil millones de captaciones ($us 85 mil millones), que representan más de tres veces el PIB de la isla. De acá que los bancos de esa pequeña economía acabaran por arrinconar prácticamente al resto de las actividades en términos de generación de ingresos y empleos. Por eso, se teme que un colapso bancario ocasionaría consecuencias sociales devastadoras.

Las autoridades europeas encargadas del rescate financiero de Chipre, equivalente a unos € 10 mil millones ($us 12,6 mil millones), consideran que se trata del nuevo modelo de salvataje de bancos, consistente en el trasiego del riesgo desde los contribuyentes hacia los grandes depositantes. En principio se busca una quita para todos los depósitos mayores de € 100 mil hasta alcanzar una cifra equivalente a la mitad del paquete de rescate. Entre las razones de esta medida se argumenta que en Chipre se montó un refugio bancario donde están depositadas grandes sumas provenientes de la evasión de impuestos y el lavado de dinero, entre otros delitos fiscales. Como se calcula en € 40 mil millones ($us 50 mil millones) el monto que pertenece a depositantes rusos en los bancos de Chipre, también se explora la posibilidad de que Putin pudiera contribuir con un aporte significativo de recursos frescos. Las autoridades chipriotas proponen en cambio que se les otorguen préstamos respaldados con sus cuantiosas reservas de gas natural, que entrarían en explotación dentro de tres años.

A pesar de los argumentos esgrimidos por las autoridades financieras de Bruselas, existe el riesgo de que se desencadenen consecuencias que pongan en riesgo la estabilidad de otras plazas financieras en la Unión Europea (UE). En efecto, el nuevo enfoque sobre la distribución de los riesgos hacia los depositantes, en lugar del enfoque que colocaba en primera fila a los accionistas, con el respaldo en última instancia de fondos públicos, constituye un cambio mayor en el orden financiero internacional, puesto que afecta al principio básico que aseguraba la intangibilidad de los depósitos bancarios, incluyendo el seguro para los depósitos inferiores a cierto umbral.

En los hechos, la UE está experimentando con nuevos instrumentos para enfrentar futuras crisis bancarias sin recurrir exclusivamente a los contribuyentes de los países más grandes. En Chipre se verificará si el esquema funciona, no obstante sus elevadísimos costos sociales para los chipriotas, que proponen un referéndum sobre el tema. Ocurre, sin embargo, que los tiempos políticos, las elecciones próximas en Alemania y el repliegue al nacionalismo de la opinión pública en muchos países europeos no calzan con la necesidad de adoptar soluciones urgentes e inmediatas.

Por otra parte, Chipre no es el único paraíso fiscal de Europa. Luxemburgo y Malta pertenecen también a esa especie, y es oportuno recordar que también Londres debe contarse entre los mayores paraísos fiscales del mundo. Afectar a la intangibilidad de los depósitos bancarios puede formar parte de las medidas que pongan coto a los abusos del sistema financiero, pero podría traer aparejados riesgos de largo alcance en el futuro.