Icono del sitio La Razón

Llunk’u

Las últimas semanas trajeron nuevos hechos que alimentaron las charlas cotidianas y las opiniones en las redes sociales sobre varios asambleístas y personajes del contexto político. Si se me permitiese hacer una tipología de los personajes que se reproducen por medio de sus instituciones no gracias a sus méritos sino del aval político, a partir de sus comentarios y acciones,  estas personas públicas podrían representarse en un sujeto social que bien podría denominarse el llunk’u.

¿Quién es pues el llunk’u? y ¿cuál es su accionar para recibir ese denominativo? Se podría decir que es aquella persona que ha logrado ascender en cargos o puestos de trabajo o trascender de estatus, más que por sus méritos y características profesionales, por su accionar sumiso y de complacencia respecto a sus inmediatos superiores.

Este sujeto social, llamado así porque es producto de una sociedad, se construye a través de un sistema de favores, donde no prospera siempre el más dedicado y aplicado en su oficio, sino el que sabe relacionarse con las personas indicadas y que no cuestiona nada del accionar de éstas, bajando la cabeza o levantando la mando sin chistar, o cuando vierten declaraciones sin vergüenza alguna, solamente por seguir siendo complacientes.

Para ejemplificar el accionar de este personaje, primero habría que referirse a las declaraciones del asambleísta Lucio Marca, a quien después de unos días del discurso del  presidente Morales —en el cual dijo (en claro tono de broma) que en Bolivia había poca gente y que no había que usar condones para superar este bajo índice poblacional— se le ocurrió la “brillante idea” de decir que debiera plantearse a la Asamblea Plurinacional un impuesto a las mujeres que decidan no embarazarse. 

Un segundo ejemplo (la decisión adoptada por los asambleístas —oficialistas— departamentales de Oruro de cambiar el nombre del aeropuerto Juan Mendoza por Evo Morales Ayma) ocasionó un conflicto social de gran envergadura, que durante varios días enfrentó a diferentes sectores de la población orureña. Este acontecer mostró nuevamente ese accionar complaciente de asambleístas por quedar bien con el jefe, sin importar los personajes venerados que construyen la identidad  histórica de un pueblo.

Este sujeto social no es de ahora, no es producto de este escenario político, es resultado de sus instituciones, de su forma de constituirse, jerarquizadas y construidas a través de relaciones prebendales y clientelares, que nacen en el servicio militar y se reproducen en las instituciones públicas de todos los niveles que constituyen el Estado.