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La querella del excedente

Los procesos de cambio se asientan en la disponibilidad de excedente económico; si éste falla, comienzan los problemas. Por otra parte, es curiosa la inclinación general de juzgar a los gobiernos por su política económica. Así, Siles Zuazo no es tanto el político que instauró la democracia como el gobernante que no pudo con la hiperinflación; Paz Estenssoro es el autor del D.S. 21060, que pudo controlarla, y Goni es el autor de la capitalización. Con esa misma vara, el Gobierno del MAS, que recién cumplió 18 años, es el autor de la estabilidad económica que nos sitúa por encima de la línea de flotación trazada por el FMI.

La oposición se resiste a creer que esto se deba a una política económica diseñada por dos profesores de la universidad pública: Carlos Villegas y Luis Arce Catacora, los cuales apostaron por el crecimiento de la demanda interna, el fortalecimiento del Estado y de la inversión pública. Pero la oposición prefiere insistir en la buena suerte del proceso de cambio, porque se beneficia del alza de los precios de las materias primas o por contribuciones non sanctas de la economía clandestina, en especial del narcotráfico. Sin embargo, ¿cómo explica esta economía el producto de la exportación del gas, de las telecomunicaciones y, en general, del sector estatal de la economía?

Quizá por estos motivos, las críticas de la oposición contra el partido de gobierno son superestructurales, y a veces parecen dirigidas por el propio Gobierno, el cual hábilmente prolonga conflictos fáciles de solucionar para enmascarar otras coyunturas de trámite más difícil. Estalla un conflicto que parece el principio del fin y de inmediato aparece otro, y los medios siguen el juego y desvían la atención del ciudadano común. Así ocurrió, por ejemplo, con la red de extorsionadores, que fue sustituida en los medios por la captura de tres conscriptos, hoy cabos, por Chile; y cuando este tema se agotó vino el de la nominación del aeropuerto de Oruro, que demandó semanas de atención aunque fuera luego solucionado de un plumazo. Hoy no hay conflicto a la vista como no sea la reelección del Presidente en 2014, pero entretanto, la coyuntura se ha pacificado con el tema de la reivindicación marítima, que hoy es una política de Estado. Y cuando estalle el tema de la reelección, aun con otro conflicto, ¿habrá alguien que quiera remover la estabilidad económica que gozamos? Hay que pensar que cualquier cambio de guardia en 2014 puede afectar la economía; quizá por eso los agentes económicos son los que menos quieren cambios electorales, aunque de dientes para afuera no lo confiesen.

A veces los analistas conceden un exceso de voluntarismo a los líderes. Así todo es hechura de Evo o de Chávez porque pocos quieren ver el mar de fondo, la cantidad de agua que sostiene la cresta de la ola. En el caso de Bolivia, la consolidación no es sólo atributo de Evo, sino del núcleo duro del MAS. Evo es el fruto de su propio talento y tino político, pues no hay antecedentes en el pasado de alguien que haya ascendido con tal firmeza hasta hallar su destino; pero es también un líder a palos, como el movimiento cocalero es un movimiento a palos, que creció, se enguerrilló y se solidificó con la represión. Los cooperativistas mineros son el fruto de la liquidación de la Comibol; hoy no tienen las mínimas condiciones de seguridad laboral o industrial, pero son otro núcleo duro del proceso. Tan importantes son las mujeres de la federación Bartolina Sisa que engloba a valerosas luchadoras por sus derechos. Hay sectores beneficiados por la ampliación horizontal de la democracia por la nueva Constitución. En suma, hay contradicciones secundarias, pero no se vislumbran las contradicciones fundamentales que quisiera la oposición. En este panorama, el partido de gobierno hará su voluntad en las elecciones de 2014 aplicando la elemental ley de la correlación de fuerzas.