Esta vieja es peor que el tuerto”, dijo el presidente uruguayo, José Mujica, refiriéndose a la mandataria argentina, Cristina Fernández, y a su fallecido esposo. Una década antes, Jorge Battle, también gobernante de Uruguay, sostuvo: los argentinos son “una manga de ladrones, del primero al último”. Por esos años, el entonces presidente del Congreso español, José Bono, afirmó sobre Tony Blair, primer ministro británico: “Nuestro colega es un gilipollas integral…, un imbécil”. En noviembre de 2011, en la Cumbre del G20, el expresidente de Francia Nicolás Sarkozy se quejó ante el estadounidense Barack Obama: “Es un mentiroso, no lo soporto”. Conversaban sobre el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu…
¿Qué tienen en común estos cinco casos, además de involucrar a las primeras autoridades de diferentes países? Lo que la BBC, en un simpático recuento, denomina el “micrófono indiscreto”. En todos los casos se trata de conversaciones privadas, sea en un pasillo, sea antes o después de una conferencia de prensa. Pero los protagonistas no se dieron cuenta de que muy cerca había un micrófono y soltaron lo que públicamente jamás dirían. También es común el revuelo mediático provocado por estas declaraciones, como las de Pepe Mujica ahora, en las redes sociales.