De viajecitos y más
Demás está decir lo delicioso del asunto, porque es una batalla más entre los malos y los buenos
Cuando Evo Morales Ayma estaba firmando aquel Decreto Supremo 1525 (que autoriza a la esposa e hijos del Presidente y Vicepresidente viajar en clase ejecutiva, además de recibir viáticos cuando acompañen a las autoridades en misión oficial), qué se le habrá cruzado por la cabeza. Quizás pensó en aquello de volveré y volaré millones de veces.
Se habló mucho del tema. Salieron a la palestra los que apoyan incondicionalmente al hijo de Orinoca y los que no quieren verlo ni siquiera en la caricatura de Juancito Pinto. Los primeros dicen que se siente volar en el aire el fétido olor de la discriminación. O, dicho en facilito, los de la derecha no quieren que viaje porque no es tan políticamente correcto como sus antecesores. Eso dicen.
Los que lo apoyan, y son MAS, dicen que antes las primeras damas tenían despachos y no se medían al despachar dinero en gastos. Además, dicen que los detractores son: derechistas, neoliberales y demás adjetivos ya usuales y cansadores, pero efectivos.
Los otros, los opositores, dicen que cómo es posible que en un gobierno dizque de izquierdas haya estos decretos tan parecidos a los gastos reservados (pero ahora con reservas en primera clase ejecutiva). Y, no, no hay derecho ni izquierda que lo justifique. Recuerdan, además, que los anteriores mandatarios viajaban con sus guapas esposas. Explican que el Presidente no tiene su warmi, pero sí sus hijos, que algo tienen de gustosos. Hay una foto en Facebook de un descendiente presidencial con la polera del 10 argentino Leonel Messi.
Critican que el Presidente no pague de su bolsillo estos viajecitos oficiales. Dicen que qué le diría un familiar descendiente directo de Morales a una autoridad europea, por decir algo. ¿Qué le dirá a un rey o a una reina? Les dicen a los afines al Presidente que son falso-izquierdistas y socialistas disfrazados. De los viáticos, ni hablar. Sus detractores, que no son MAS, cuestionan cómo pues tanto dinero (entre 339 y 289 dólares al día). O más de dos salarios mínimos mensuales; o dos pasajes (clase) económica La Paz-Santa Cruz, más refrescos y algunos gustitos no tan caros.
Mucha tinta ha corrido con el tema y así se pasaron muchos minutos en televisión. Demás está decir lo delicioso del asunto, porque es una batalla más entre los malos y los buenos. Claro que, como siempre, uno a veces duda de quiénes son los unos y quiénes los otros.
Nadie puede leer la mente de otra persona. Pero algo siempre ha debido pensar Su Excelencia cuando firmó aquel papel criticado por otros y tan defendido por los suyos. Y, lo mejor, ha dado un tema para una columna.
Es periodista de La Razón.