Día de la niñez
Una niña protegida en todos sus derechos será una mujer adulta capaz de luchar por su igualdad
El 12 de abril se celebra el Día de la niñez, un momento oportuno para que la sociedad boliviana reflexione y evalué cuál es la situación que viven los niños y niñas en el país. Es un día propicio para preguntarse si sus derechos se están cumpliendo, si están siendo bien tratados, debidamente atendidos y protegidos frente a los enormes riesgos que genera la actual sociedad moderna. Un presente satisfactorio para los niños, que representan casi la mitad de los habitantes del país, constituye un futuro promisorio para esta sociedad.
Bolivia está alcanzando grandes progresos económicos y sociales, que le han valido su clasificación reciente como una nación de ingresos medios bajos. Ha venido realizando importantes esfuerzos para mejorar la atención social de los niños y niñas, que se ha expresado en una tendencia marcada hacia la extensión de la cobertura de la educación y el fortalecimiento de la atención a la salud. Asimismo, hay consenso en la sociedad para fortalecer el marco jurídico e institucional que garantice la protección de la niñez hacia lacras como el abuso, el maltrato y la trata y tráfico. No obstante, todavía queda mucho por hacer. Además, difícilmente se puede aspirar a un desarrollo integral si no va acompañado con el cumplimiento satisfactorio de los derechos de la niñez.
Este año, Unicef sugiere que la reflexión del 12 de abril ponga énfasis en la niña, aprovechando la voluntad del Estado de aprobar la Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia. Es evidente que una niña que haya disfrutado de todos sus derechos se convertirá en una mujer plena, con autoestima y con todas las capacidades necesarias para defender sus derechos. También es una condición sine qua non que una niña con estas oportunidades constituirá una relación cualitativamente distinta con los niños en la escuela, la familia y la comunidad. Esto posibilitará una sociedad en la cual hombre y mujer crezcan y se formen desde la niñez como personas que tienen los mismos derechos, y en consecuencia serán ciudadanos que disfrutan de la igualdad. Para alcanzar esta aspiración, es necesario poner el énfasis en la equidad de género e invertir mayores esfuerzos en las niñas, de modo tal que el proceso de socialización se fundamente en este criterio básico de los derechos humanos.
En Bolivia existen aproximadamente 2,2 millones de niñas y adolescentes (0-17). Los datos disponibles revelan niñas con evidentes dificultades para acceder a los frutos del crecimiento económico y del desarrollo institucional. Ya en 2008, 1,1 millones de niñas no tenían acceso ni a agua ni saneamiento en sus hogares; situación que era aún más adversa para las 94 mil adolescentes de 15 y 19 años que ya eran madres o estaban a punto serlo, y para las 41 mil adolescentes (18-19) que vivían en pareja y fueron víctimas de violencia. Adicionalmente, ser niña, indígena y habitante de las comunidades rurales significa enfrentar mayores vulnerabilidades y probabilidades de no acceder a los servicios de atención e ingresos suficientes para superar la pobreza.
Los especialistas sostienen que la educación es uno de los mecanismos que contribuye más significativamente a reducir las inequidades y desigualdades de la sociedad; pero en 2010, 655 mil (655.988) niñas y adolescentes (4-17) estaban fuera de la escuela, y cuatro de cada diez no concluyeron la educación secundaria. Peor aún, en una sociedad del conocimiento como la actual, según datos de 2008, 132 mil niñas entre 14 y 17 años no usaban la computadora y 167 mil ni siquiera conocían internet. Finalmente, quiero instar a la sociedad boliviana a redoblar sus esfuerzos dirigidos a visibilizar y orientar la inversión y los afanes privados e institucionales hacia la niña. Una niña suficientemente protegida en todos sus derechos será una mujer adulta, respetada, empoderada y capaz de luchar por su igualdad.