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Maduro y las respuestas urgentes

Ciertamente, los resultado electorales de Venezuela no son lo que esperábamos en el mundo indígena. De hecho, nuestro optimismo estuvo acompañado de una cierta dosis de ingenuidad y falta de lectura sobre la realidad; y eso —en política— tiene sus consecuencias.

Por ello es importante hacer un balance político concentrado, es decir de emergencia, sobre los resultados en Venezuela; y es que la patria de Bolívar es un campo político digno para el análisis, a fin de aprender las enseñanzas y comprender los desafíos. Es decir, para indagar en la táctica y la estrategia de la derecha regional, para atender la oscilación social de las clases medias y su rumbo electoral, en fin, para determinar los escenarios electorales en tiempos de transición política del capitalismo al socialismo.

Los resultados electorales de la era Chávez no se repetirán jamás como herencia, sino como fatalidad, ya que Hugo Chávez marcó a sangre y fuego un estilo de hacer política, un estilo de fiesta popular. Contra ello es casi imposible luchar sin traicionar al profesor, y eso le tocó a Nicolás Maduro y no traicionó al profesor. Por ello, para remontar los resultados de Hugo Chávez, los candidatos tienen que recuperar la fiesta e imprimir un estilo propio.

Pero esos son detalles de marketing, concentrémonos en las cuestiones de fondo. Primero sabemos que Venezuela atraviesa una crisis económica, pero no es la del capitalismo, sino la crisis de un modelo de transición del capitalismo al socialismo. Es decir, Venezuela tiene que resolver los traumas colectivos de incertidumbres propias del paso de una sociedad a otra.

Segundo. Venezuela tiene que resolver el modelo extractivista y rentista, pues este modelo de economía no genera solidaridad social que se expresa en votos, sino que dispersa la cohesión electoral y aquí es donde la derecha hace de las suyas.

Tercero. La clase media en Venezuela constituye un campo social volátil, su política de alianzas está sujeta a la cooptación económica y de ascenso político; su aspiración es dejar de ser clase media para pasar a ser clase alta, que de hecho es normal, lo que la convierte en un polo electoral donde hay que hacer enormes esfuerzos para lograr su conversión en cuadros orgánicos de la revolución.

Cuarto. Es con la movilización de la clase media que hoy se está preparando el golpe derechista, no cuentan con sectores populares, sino con universitarios y activistas barriales, jóvenes desencantados y dirigentes políticos que fueron expulsados del núcleo social duro.

Quinto. La idea de democracia nos muestra que una es la democracia socialista y otra la de derechas, esta última tiene al golpe como arma táctica.

Sexto. Todo demócrata tiene la obligación de rechazar el golpe caprilista, que es en el fondo un golpe de los Estados Unidos y la Unión Europea. No podemos ser campo de experimentación golpista, no podemos permitir que nos ocurra lo que se dio en Honduras y Paraguay. No podemos ser objeto de tratamiento tutelar anglo-euro-céntrico. Hace tiempo que decidimos construir la Patria Grande a mano y sin permiso.