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Sunday 9 Feb 2025 | Actualizado a 10:39 AM

Muertos noticia

/ 18 de abril de 2013 / 04:19

La pregunta es terrible pero resulta necesaria: “¿cuántos muertos en Siria equivalen informativamente a uno en Boston?”. En esos crudos términos plantea   el investigador español Alberto Sicilia las grandes diferencias que suelen expresarse en los medios de comunicación cuando informan sobre hechos que provocan muertes, como la explosión de una bomba. Y añade otra interrogante: “¿por qué algunos muertos son noticia y otros no?”.

Es evidente que la agenda informativa tiene diferentes parámetros con relación  a los muertos “noticiables”. Y es que una cosa, por ejemplo, son los muertos de la maratón de Boston que merecieron amplio despliegue informativo en redes de televisión y portadas de diarios, y otra cosa son los muertos cotidianos en Alepo, en Bagdad o en Somalia, que pese a contarse por decenas (muchos de ellos niños) suelen ser invisibles para los grandes medios.

Sicilia dice que podría ser una cuestión de empatía (o de egoísmo): “a no-  sotros (léase Occidente) nos resulta ‘más sencillo’ imaginarnos en una situación como la de Boston que como la de Alepo”. También podría tratarse de indolencia (unos muertos nos “lastiman” más que otros) o, peor, de cinismo (unos muertos son más “merecedores” o “espectaculares” que otros). Queda para nuestra reflexión, debate y enmienda.

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Política aeronáutica: freno para la celebración del Bicentenario

/ 9 de febrero de 2025 / 00:38

Si Bolivia realmente desea consolidarse como un destino turístico atractivo y competitivo, debe reformar urgentemente su política aeronáutica, reducir las barreras burocráticas, flexibilizar las condiciones de operación y adoptar una estrategia de cielos abiertos.

El turismo en Bolivia tiene un potencial extraordinario. Sus paisajes, su cultura y su riqueza natural son inigualables en la región. Sin embargo, uno de los principales obstáculos para su crecimiento es la deficiente conectividad aérea, resultado de una política aeronáutica restrictiva. En un mundo donde la movilidad es clave para el desarrollo económico y social, esta debilidad es determinante para frenar el desarrollo de Bolivia.

El principal problema radica en las dificultades financieras que enfrentan las aerolíneas para operar en el país. La escasez de dólares, las excesivas comisiones bancarias y las actuales restricciones, elevan considerablemente los costos operativos. Esto ha llevado a la salida de importantes aerolíneas como Sky Airlines, Peruvian Airlines y, de manera más preocupante, American Airlines, cuya partida dejó a Bolivia sin una conexión directa con Miami, uno de los principales hubs aéreos del continente.

A esto se suma la falta de una política de cielos abiertos. Mientras otros países han implementado estrategias para atraer aerolíneas y fomentar la competencia, Bolivia sigue protegiendo a su aerolínea estatal, BoA, limitando el ingreso de nuevas compañías. Esto no solo reduce las opciones de vuelo, sino que también encarece los pasajes aéreos, afectando a turistas como a ciudadanos bolivianos.

Las aerolíneas que intentan operar en Bolivia se enfrentan a una burocracia excesiva en la obtención de permisos, lo que desincentiva su ingreso al mercado. La Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) y la Autoridad de Regulación y Fiscalización de Telecomunicaciones y Transportes (ATT) imponen procedimientos largos y poco flexibles, algo que contrasta con países vecinos que han facilitado la llegada de aerolíneas extranjeras.

Los números son contundentes: mientras Argentina, Chile, Perú y Colombia cuentan con entre 18 y 20 aerolíneas operando en su territorio, Bolivia apenas tiene a BoA, Ecojet (ambas con muchos problemas) y otras cuatro más pequeñas. Esta falta de competitividad encarece boletos, limita el acceso a nuevas rutas y deja al país rezagado en la conectividad internacional.

La falta de conectividad tendrá repercusiones negativas en las actividades programadas para la celebración del Bicentenario de Bolivia en Sucre. Con la expectativa de recibir visitantes nacionales e internacionales, la limitada oferta de vuelos y los altos costos de los pasajes desalentará la llegada de turistas y delegaciones extranjeras. Esto afectará eventos culturales, académicos y conmemorativos, reduciendo el impacto económico positivo que estas festividades podrían generar en la región y el país.

Si Bolivia realmente desea consolidarse como un destino turístico atractivo y competitivo, debe reformar urgentemente su política aeronáutica, reducir las barreras burocráticas, flexibilizar las condiciones de operación y adoptar una estrategia de cielos abiertos que permita la llegada de más aerolíneas, de lo contrario, sin vuelos accesibles y variados; Bolivia seguirá perdiendo oportunidades y quedándose atrás en una región que, cada vez apuesta más por el turismo, la movilidad y la integración global. Es hora de exigir decisiones audaces y cambiar el rumbo para no llegar al Bicentenario de Bolivia, aislados del resto del mundo.

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Locura palaciega

/ 5 de febrero de 2025 / 00:18

El término “locura palaciega” se ha utilizado históricamente para describir comportamientos que rozan lo irracional y absurdo. Este término se ha asociado, mayormente, a personajes en posición de poder, los cuales, totalmente desconectados de la realidad y aislados por un entorno que solo busca complacerlos, pierden la perspectiva objetiva de las necesidades reales de la sociedad. Esto se debe al aislamiento, exceso de adulación y ausencia total de crítica constructiva de su entorno más cercano.

Nerón, por ejemplo, obsesionado por las artes, la música y el teatro, organizaba espectáculos de gran magnitud en los cuales él era el protagonista, aspecto que los romanos consideraban indigno de un emperador. Sin embargo, al estar rodeado de cortesanos que permanentemente alimentaban sus caprichos, las fiestas en la Domus Aurea fueron recurrentes.

Su legado de locura y extravagancia dio lugar a que se rumoreara que, en una oportunidad, tocó el laúd mientras Roma ardía. Naturalmente, dicho relato podría considerarse exagerado, no obstante, históricamente esta es la imagen por la cual se lo recuerda.

En la actualidad algo similar ocurre. El “emperador” de la ciudad de mil colores, desasociado de la realidad y sesgado por un entorno reducido de acólitos, día a día realiza actividades propias de una autoridad que, a cuatro años de gestión, no logra reconocer los problemas públicos de la ciudad. Mientras La Paz presenta un sifonamiento por semana, él visita al niño nacido número doscientos y hasta lo bautiza; inaugura remodelaciones de plazas no consensuadas y mucho menos prioritarias; realiza paseos por la ciudad cada jueves y paga altas sumas de dinero por transmitirlos en reconocidos medios de comunicación. Estas apariciones mediáticas no son más que un vano intento por demostrar algo de trabajo y conexión con la ciudadanía. Sin embargo, la realidad es otra: su gestión está catalogada como la peor en los últimos años.

Al margen de las locuras del emperador, lo realmente preocupante no es que se anteponga un letrero gigante al estilo Hollywood en Cotahuma por sobre los problemas de riesgos que atraviesa la ciudad, lo que genera profunda preocupación son las secuelas que esto dejará a la ciudad, pues visiblemente, esta priorización de la fiesta, el regocijo y las cámaras le está costando a La Paz algo más que su presupuesto, el retroceso en materia de servicios públicos, cumplimiento de la ley y confianza de la población hacia sus autoridades están en decremento constante y las nuevas autoridades tendrán la ardua labor de trabajar en una alcaldía que perdió institucionalidad.

Si bien él no toca el laúd, sí baila mientras la ciudad cae en pedazos y bebe mientras existen familias que no encuentran soluciones a las pérdidas por deslizamientos e inundaciones.

Al emperador de Roma el Senado lo declaró enemigo público y huyó. Como está la situación, es probable que algo similar suceda con el Nerón de mil colores.

Rodrigo Mamani es arquitecto municipalista.

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DeepSeek: La revolución que sacudió el mundo de la IA

/ 5 de febrero de 2025 / 00:12

En los últimos años, la inteligencia artificial (IA) ha experimentado avances sin precedentes, transformando industrias enteras y redefiniendo la forma en que interactuamos con la tecnología. De hecho, yo creo que la llegada de la inteligencia artificial significa la quinta revolución industrial, pero eso será motivo de otro artículo.

El principal protagonista de esta revolución, hasta ahora, se llamaba ChatGPT de OpenAI, posicionándose como un referente en el campo de los modelos de lenguaje de gran escala (LLMs), aunque después surgieron Copilot de Microsoft, Gemini de Google, Llama de Meta entre otros. Sin embargo, la aparición de DeepSeek ha marcado un punto de inflexión en el ecosistema de la IA, desafiando el “status quo” generando también una revolución en el mercado de valores, sobre todo de las empresas tecnológicas.

DeepSeek es un sistema de inteligencia artificial avanzada que combina modelos de lenguaje de última generación con capacidades de búsqueda, análisis y razonamiento profundo en tiempo real. A diferencia de los modelos tradicionales, DeepSeek se enfoca en la optimización de recursos, la escalabilidad y la personalización, lo que lo convierte en una herramienta poderosa que permite no solo responder preguntas, sino comprender el contexto a un nivel casi humano, anticipar necesidades y generar soluciones aplicables a problemas complejos.

La competencia entre DeepSeek y ChatGPT ha sido comparada con la rivalidad entre dos gigantes tecnológicos, y no es para menos. Su impacto fue tan disruptivo que provocó una caída significativa en el valor de las acciones de empresas líderes en inteligencia artificial, ya que DeepSeek ofreció ventajas competitivas que rápidamente atrajeron la atención de inversionistas, empresas y usuarios finales.

La llegada de DeepSeek ha sacudido el mercado de la IA, obligando a las empresas tecnológicas a reevaluar sus estrategias. DeepSeek no solo es un competidor más; es un disruptor que ha cuestionado las bases sobre las que se construyó el mercado de la IA, además del monto invertido en el desarrollo de estas.

Su enfoque en la eficiencia, la personalización y la transparencia ha puesto en evidencia las limitaciones de los modelos tradicionales, como ChatGPT. Además, su capacidad para operar en entornos con restricciones de recursos ha ampliado el alcance de la IA a regiones y sectores que antes estaban excluidos.

Las empresas tecnológicas han tenido que adaptarse rápidamente a este nuevo escenario, invirtiendo en investigación y desarrollo para no quedarse atrás. DeepSeek ha demostrado que la IA no es solo una carrera por tener el modelo más grande, sino también el más inteligente, eficiente y accesible.

Según informó The Wall Street Journal, DeepSeek ha demostrado ser una herramienta avanzada en muchos aspectos, pero con claras limitaciones al abordar temas políticamente delicados. Otro de los aspectos que preocupa es la seguridad de la información consultada en DeepSeek, aunque todos sabemos que cuando una aplicación es “gratuita” nuestra información es el precio que pagamos por su uso.

Lo cierto es que, a pesar de estos cuestionamientos, DeepSeek ha llegado para quedarse, y su impacto en el mundo de la inteligencia artificial es solo el comienzo. Al desafiar a gigantes como ChatGPT, ha demostrado que la innovación no siempre proviene de los actores más establecidos, sino de aquellos que se atreven a pensar diferente.

Lo que es innegable es que DeepSeek no solo es una herramienta, sino un catalizador de cambio. Su aparición ha abierto la puerta a un nuevo capítulo en la historia de la inteligencia artificial, en el que la capacidad de comprender, razonar y anticiparse define el éxito de las tecnologías del futuro.

En un mundo donde la transformación digital es imparable, DeepSeek se posiciona como una herramienta clave para impulsar la próxima ola de innovación. Su capacidad para combinar eficiencia, personalización y seguridad lo convierte en un aliado invaluable para empresas y desarrolladores que buscan aprovechar al máximo el potencial de la IA.

El mercado tecnológico ha sido sacudido, y DeepSeek es el epicentro de este terremoto. Lo que viene después dependerá de cómo las empresas y los innovadores aprovechen esta nueva era de la inteligencia artificial. Una cosa es segura: el futuro de la IA nunca volverá a ser el mismo.

Gamal Serhan Jaldin es experto en Tecnología e Innovación.

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La izquierda debe reinventarse

/ 4 de febrero de 2025 / 06:07

Este año es decisivo para el futuro del país y para todos los bolivianos. Por primera vez en mucho tiempo, los síntomas de agotamiento político del Proceso de Cambio empiezan a resonar con fuerza en el horizonte, como los truenos del cielo cuando avizoran una gran tormenta. La clase dominante desplazada del poder en ese entonces, los llamados neoliberales, ahora se frotan las manos y ven su posible retorno al poder bajo la premisa de que el “el tiempo cura (y olvida) todo”. Saben que sus acciones y políticas de hace 20 años cuando estaban en el poder no les fueron perdonados, pero sí olvidados por las nuevas generaciones.

Este escenario pone sobre la mesa nuevas reglas de juego. La gente busca algo nuevo, concretamente el Bloque Nacional Popular, que es la sumatoria de trabajadores del campo y la ciudad, los jóvenes profesionales, las clases medias y cualquier boliviano sin privilegios de elite. Todos ellos necesitan militar en nuevas ideas, en una nueva agenda, como la Agenda de Octubre (último conjunto de ideas que caló con fuerza en el Bloque Popular), que fue impulsada y cumplida en 14 años. 

La derecha quiere mostrarse como algo nuevo, pero tiene a los mismos actores de hace 20 años y peor aún con el mismo discurso y programa de los 80′ sintetizados en el consenso de Washington (ajustes de política económica que EEUU esperaba de todos los países latinoamericanos). Sin hacer la menor autocrítica o renovación de ideas, buscan borrarse el mote de neoliberales y cambiarlo por el de libertarios, siguiendo el discurso de Milei, que no es más que un refrito neoliberal.

La izquierda por su parte debe reinventarse, entendiendo que el agotamiento no es del Bloque Popular como tal, éste está más fuerte tras 14 años de gobierno, pero está desarticulado, acumuló derechos, capital cultural, económico, técnico-profesional, etc. Las organizaciones sociales y la clase media acrecentada están ahí, lo que falta son ideas y una nueva agenda que las articule nuevamente y le dé sentido a la retoma del poder perdido el año 2019. Ahí su desafío.

Así como la Agenda de Octubre surgió del desastroso resultado de las políticas neoliberales implantadas por los que ahora quieren volver a nombre de libertad, la nueva agenda debe salir del desastroso manejo de los últimos 6 años. Las limitaciones del gobierno de derecha libertaria de Añez (2019-2020) y del gobierno reformista liberal de Arce (2020-2025), deben ser la base para la construcción del nuevo programa político y económico del Bloque Popular que permita la reinvención de la izquierda en el país.

El programa político no puede ser de simples objetivos de política pública como la famosa “Agenda 2025”, que la enarbolan algunos políticos, ésta es un plan de desarrollo, no un programa político, con principios y valores del Proceso de Cambio o del Bloque Popular. Todos, izquierda y derecha, pueden reivindicar el contenido de esta Agenda 2025: acceso universal a servicios básicos, reducción de la pobreza o industrialización. El peligro está en que políticamente estos objetivos pueden alcanzarse impulsando el individualismo y el consumismo, en vez de impulsar valores como la solidaridad y la cooperación. Mucho cuidado con esto porque antes que plan necesitamos programa.

El nuevo programa debe tener contenido de clase y politizar nuevamente al Bloque Popular. Se debe discutir políticamente la relación con la banca, porque esta acumula, concentra, administra y lucra con el capital ahorrado de todos los bolivianos. También se debe discutir la explotación de oro, entre otros temas clave.

Si la izquierda se reinventa la gente podrá ver que en estas elecciones nace una nueva izquierda y no una nueva derecha.

Roddy Martínez V. es economista y abogado.

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Transiciones y transformaciones políticas, hacia las elecciones 17 de agosto 2025

/ 4 de febrero de 2025 / 06:00

A puertas de su Bicentenario, Bolivia enfrenta uno de los procesos electorales más inciertos, marcado por la ambivalencia y el extravío ideológico de sus líderes políticos. Esta situación ofrece pocas certezas y limita las oportunidades para construir un país con visión de futuro, basado en la fortaleza de su pueblo y las grandes riquezas que la naturaleza le ha otorgado.

En diversos momentos de la vida republicana y del Estado Plurinacional, los discursos y acciones de los líderes políticos expresaban el modelo de estado o el proyecto de país que pretendían construir, por ejemplo, el liberalismo y el conservadurismo en el siglo XIX o el socialismo y el liberalismo en el contexto de las luchas ideológicas del siglo XX. Sin embargo, la realidad política contemporánea revela una pérdida del horizonte ideológico y una transformación preocupante en las prácticas democráticas.

Pareciera que el ejercicio político, indispensable en una democracia, ha sufrido un deterioro ideológico irreparable, derivando en una práctica dominada por intereses personales y de grupo. El espacio público, más allá de las visiones político-ideológicas, la propuesta de país o incluso un plan de desarrollo a implementar, se ha convertido en un campo de disputa por el poder, donde priman la confrontación y la venganza, debilitando la posibilidad de un debate genuino y real sobre el futuro del país.

En los últimos días, hemos sido testigos de cómo la clase política actual, sin pudor alguno, puede transitar de una posición ideológica a otra sin siquiera inmutarse. Este cambio constante de posturas refleja una preocupante ausencia de principios y límites morales, donde la única meta es alcanzar el poder, sin importar los medios o las consecuencias. Esta realidad no solo evidencia la falta de compromiso con los ideales, sino también una crisis de confianza que debilita la democracia y perpetúa la desilusión ciudadana.

La instauración del Estado Plurinacional en 2009 representó una oportunidad histórica para superar los viejos paradigmas de exclusión y desigualdad. Este nuevo modelo prometía integrar la diversidad cultural y social de Bolivia en un proyecto nacional inclusivo. Sin embargo, el sueño de construir una patria unificada en torno al interés colectivo ha sido saboteado por una clase política que no ha logrado trascender sus intereses particulares.

La crisis política e institucional es resultado de una acumulación de errores en el ejercicio del poder, caracterizados por la improvisación y la falta de visiones a largo plazo. Esta situación plantea el riesgo inminente de un retorno a formas autoritarias de gobierno que reconfiguren las élites políticas tradicionales, exacerbando la exclusión y el debilitamiento institucional.

En este contexto de incertidumbre, Bolivia necesita un proceso profundo de reinvención política y democrática, que debe ser impulsado por el propio pueblo, bajo los siguientes principios:

•             Recuperación del horizonte ideológico, donde los partidos y movimientos políticos redefinan sus principios y articulen propuestas que prioricen el bien común por encima de intereses sectarios.

•             Fortalecimiento institucional, para reconstruir las instituciones democráticas sobre la base de la transparencia, la inclusión y la participación ciudadana, recuperando la confianza y autoestima del pueblo boliviano.

•             Educación política, para fomentar una ciudadanía activa, crítica y comprometida con la gestión de los asuntos públicos.

•             Diálogo y reconciliación, para reemplazar la polarización por un debate constructivo que permita la convergencia de los diversos sectores de la sociedad en un proyecto de país Bolivia, inclusivo y con visión de futuro.

El futuro de Bolivia depende de su capacidad para reinventarse y construir una democracia renovada, inclusiva y fundamentada en la riqueza de su diversidad. Este proceso no será fácil ni inmediato, pero resulta imprescindible para evitar que los errores del pasado y del presente perpetúen un ciclo de inestabilidad y retroceso. La reingeniería de la política y la democracia no solo es una necesidad urgente, sino también una oportunidad para reimaginar un proyecto de país que garantice justicia, bienestar y el Vivir Bien para todas y todos los bolivianos. En última instancia, es fundamental recuperar el amor por Bolivia y la fuerza transformadora del pueblo unido.

Diego Pary es licenciado en Pedagogía y exviceministro de Educación Superior de Formación Profesional (2008-2011).

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